Imagen de archivo en la que Elizondo celebra el título de liga conquistado por el Al Ahli el año pasado. :: L. V.
MÁS FÚTBOL

«Vimos morir a cuatro chicos»

El argentino, afincado hace más de 30 años en Chiclana, llegó a Egipto a principios de 2011 para ser ayudante técnico en el Al Ahli Óscar Elizondo vivió en primera persona la tragedia de Port Said

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

A sus 53 años, Óscar Elizondo ha vivido muchas y diferentes aventuras en el mundo del fútbol, pero sin duda la que nunca podrá sacarse de la cabeza es la sufrida este pasado miércoles. El argentino nacido en la ciudad cordobesa de La Falda, de origen navarro y desde hace más de 30 años afincado en Chiclana de la Frontera, fue testigo directo de la masacre vivida en Port Said, tras el partido de la liga egipcia disputado entre el Al Masri y el Al Ahli. Un balance de 74 muertos y 188 heridos dejó la batalla campal producida por la invasión de campo de los hinchas tras el pitido final.

Dady, como se le conoce cariñosamente, no ha parado de recibir llamadas telefónicas de muchos medios de comunicación nacionales e internacionales que han querido contar con su testimonio. A todas contestó con la amabilidad y calidez que lo describen, a pesar de los duros momentos por los que atraviesa en estos momentos.

«Nunca había pasado tanto miedo», ha reconocido el que durante años trabajara en la cantera del equipo de su adorada Chiclana. «Vimos como morían cuatro chicos en el vestuario. No voy a olvidar nunca la imagen de Aboutrika, nuestro jugador más famoso, sacando en brazos a un chico de 17 ó 18 años que ya estaba muerto», recordaba atormentado con unas palabras desgarradoras.

Elizondo se encuentra peor conforme pasan las horas y va revisando las imágenes de lo sucedido. Al menos, tanto él como todos los componentes de su equipo están a salvo, y solo tienen que lamentar algunos golpes y rasguños. «Del estadio tuvieron que evacuarnos en tanques militares. Fue una vergüenza, parecía la guerra, había más de 3.000 policías y no hicieron absolutamente nada», ha repetido en los distintos medios informativos.

El argentino, que llegó al Al Ahli de la mano del portugués Manoel José de Jesús, todo un ídolo en Egipto y con el que ya trabajara anteriormente en la selección de Angola, Benfica o Belenenses, está convencido de que lo sucedido era algo que se esperaba, y llegó a apuntar que pudo incluso ser premeditado. «La cosa estaba muy caliente. Había indicios para pensar que iba a ser difícil, porque el año pasado ya salimos apedreados. El odio viene de muy atrás», explicaba.

Lo pasó mal desde el primer minuto. «Nada más llegar al campo vimos una pancarta que decía hoy os vamos a matar. Se pensó en suspender el partido en el descanso, pero hubiera sido peor porque ganábamos por 1-0)», explicaba el que el año pasado fuera partícipe del séptimo título de liga consecutivo conquistado por el Al Ahli, donde desempeña funciones de ayudante técnico, tarea que también realizase en el pasado en clubes como el Barcelona.

Aún no ha tenido tiempo para pensar en su futuro. La liga egipcia ha sido suspendida de manera indefinida. Él espera hablar tranquilamente con su valedor, Manoel José. Seguramente regrese a su casa de Los Gallos junto a Laura, su mujer, y sus hijos Valeria y Matías. Le vendrá bien el apoyo familiar para ir cerrando sus heridas.