Sociedad

El masaje cardiaco, a ritmo de los Bee Gees

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Dar un masaje cardiaco, en caso de apuro, no es tan difícil como se piensa y puede salvar una vida. ¿Recuerda el ochentero 'Staying Alive' de los Bee Gees? Pues con eso le vale. Si es usted capaz de masajear el pecho de un infartado al ritmo de la popular canción que John Travolta bailó en 'Fiebre del sábado noche', quizás evite una muerte. Palabra de la British Heart Foundation, la Fundación Británica del Corazón (BFC), que ha puesto en marcha una amplia campaña publicitaria para que la población quite el miedo a la práctica de la resucitación cardiopulmonar.

La experiencia de años ha demostrado que asistir en plena calle a un paseante que sufre un paro cardiaco provoca cierto rechazo a muchas personas. De entrada, muy poca gente está dispuesta a practicar el boca a boca a cualquier desconocido. Es una práctica que con frecuencia repugna y genera cierto temor. Un estudio de la FBC concluyó, en línea con otros trabajos internacionales de similares características, que un 20% de la población reconoce abiertamente que no lo haría por miedo a contraer una infección.

Las recomendaciones tradicionales para la realización de la resucitación cardiopulmonar tampoco eran fáciles de recordar. En el momento crítico, quién se acordaba de la cadencia con que debía aplicarse el masaje cardiaco y el boca a boca.

Un 40% de los ciudadanos británicos reconocieron en aquella encuesta que prefería no ayudar por miedo a una demanda judicial en caso de que el ejercicio no sirviera para nada. Por eso, hace ya algo más de un año, en octubre de 2010, los sociedades internacionales de Emergencias, entre ellas el Consejo Europeo de Resucitación (ERC), acordaron hacer una reanimación lo más sencilla posible, que no generara dudas ni reparos a nadie.

¿Qué comenzaron a recomendar? Lo que se aconseja en la actualidad. Si usted va por la calle y ve a alguien que sufre un paro cardiaco, simplemente masajee su corazón. ¿Cómo? Con compresiones profundas y a la altura del pecho, con la idea de que la sangre que se acumula en el corazón sea expulsada hacia los vasos sanguíneos.