EL CANDELABRO

ABUELA

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Podrá parecernos muy creidilla, pero resulta que Kate Middleton sí tiene abuela. ¡Aleluya! Abuela política, y muy visible además, pues se trata de la reina de Inglaterra. A Middleton la ha tentado el mismísimo diablo (vestido de Prada). Es decir, la ha llamado Anna Wintour, la poderosa directora del Vogue americano, y le ha lanzado una oferta de lo más halagadora e irresistible: ser portada absoluta de dicha revista. Esto se lo ofrecen a Rania de Jordania y pierde el c... cartier. Pero Kate ha dicho que no. La verdad, no sé qué me causa más satisfacción, si ver a una princesa alejarse del fashionvictimismo y fashionnarcisismo que actualmente todo lo envenena o imaginarme la monumental rabieta que ha debido de pillar la Wintour ante una negativa de semejante calibre. Lo que menos me entusiasma es la disculpa esgrimida por la esposa de Guillermo de Inglaterra, poniendo de parapeto a su real abuela Isabel II. Nada, que dice Kate que su abuela no se iba a sentir muy cómoda viéndola a ella de portada del Vogue. Bueno, es evidente que a la reina de Inglaterra el Vogue ni fu ni fa. Basta observar cómo viste. Pero de ahí a que se vaya a llevar un disgusto... Mejor y más convincente habría sido que Middleton hubiera utilizado argumentos propios del tipo: No gracias, soy la mujer del hijo del heredero a la corona británica, no una top-model como sin duda debido a una marcada deformación profesional ha podido llegar a pensar usted, señora Wintour. Esto me habría encantado oírlo de boca de la propia Kate, sobre todo en estos tiempos revueltos en los que toda mujer de enorme proyección pública parece irremediablemente condenada a ajustarse a los tiránicos patrones estéticos de una maniquí de pasarela (con los sacrificios y frustraciones que eso conlleva) y a convertirse de inmediato en icono de la moda; como si su cargo se redujera a eso, a lucir impecable un modelazo tras otro. Y no. De niñas, cuando jugábamos a las muñecas, distinguíamos perfectamente entre las recortables y las princesas.