Dos ejemplares de pura raza son mostrados en una exhibición canina. :: VÍCTOR LÓPEZ
Ciudadanos

Vendía perros sin pedigrí como si fueran de pura raza

La propietaria de una tienda de animales domésticos de Sanlúcar es imputada por un delito de estafa tras engañar a sus clientes

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Se vende precioso cachorro de mastín español por 200 euros; si le interesa un podenco andaluz, por la Red circulan numerosos anuncios que cifran en unos 180 euros un ejemplar de escasos días. Ahora bien, si le da igual la raza o procedencia de su animal de compañía, la inversión que debe hacer es únicamente el coste del desplazamiento al refugio más próximo o a la casa de algún propietario que no pueda hacerse cargo de una camada y quiere entregarla. Ésa es la diferencia económica entre tener un perro de raza y un can sin pedigrí. Y aquí se encuentra la base de la supuesta estafa que habría perpetrado la propietaria de una tienda de mascotas de Sanlúcar, que acaba de ser imputada.

La Guardia Civil abrió una investigación el pasado mes de febrero a partir de una denuncia recibida. Según fuentes consultadas por este periódico, la empresaria supuestamente vendía ejemplares de perros de pura raza española, cuando en realidad los había importado de países de la Europa del Este. Para completar el supuesto engaño, inscribía camadas de cachorros en el LOE (Libro de Orígenes Españoles) para justificar las posteriores ventas de ejemplares genuinos, cuando en realidad esos animales no existían. En ese libro se incluyen los perros de pura raza y es un instrumento que sirve para conocer los antecedentes del animal, su procedencia y si ha obtenido algún reconocimiento. Todos esos detalles hacen que el precio de una mascota se multiplique.

Completados todos los detalles de la investigación, los agentes se personaron la semana pasada en el establecimiento bajo sospecha y le comunicaron a la dueña que había sido imputada por los delitos de estafa, al vender ejemplares que supuestamente no se correspondían con el pedigrí solicitado por los clientes, y por un delito de falsedad documental al inscribir cachorros que no existían en el citado registro.

No es la primera vez que los cuerpos policiales se topan con estafas similares; si bien este tipo de engaños en la procedencia de un animal suelen cometerse en internet. Las víctimas suelen descubrir el engaño cuando acuden a un profesional veterinario.