EL CANDELABRO

BALDOMERO

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Opción A) Liarte con el jefe, generalmente fondón, mandón, mayor y lleno de manías. Opción B) Liarte con un macizo mucho más joven que tú, pero casi siempre menos inteligente que tú y con demasiadas asignaturas pendientes. Opción C) también llamada la 'Tercera Vía Mariló': Liarte con tu jefe, que además está macizo y es más joven que tú, pero ya ha aprobado todas las asignaturas con nota y encima pasa por ser un tipo inteligente y estable. Esta última opción se parece mucho a la cuadratura del círculo. Y, mientras no se demuestre lo contrario, todo apunta a que Mariló Montero acaba de conseguirla. Hasta ahora, el género femenino había asumido a lo largo de los siglos que, dado que todos los hombres vienen con algún defecto de fábrica (sí, las mujeres seguramente también, pero aquí estamos hablando de hombres), la verdadera inteligencia femenina a la hora de escoger pareja consistía en saber discernir con qué tipo de tara estás dispuesta a cargar: la del picaflor (caso de la esposa de Strauss-Kahn, a la que personalmente nunca entenderé) pero señor importante, la del escasamente cariñoso y atento pero trabajador y formal, la del que resulta un absoluto desastre doméstico, pero es divertido y sensible, etc.

Porque, seamos sinceras, todo no puede ser. El clásico Baldomero del refrán (hombre guapo, listo y con dinero) no existe. Y si existiera sería gay, para qué nos vamos a engañar. Esto lo sabe bien una mujer de mundo como Ana Obregón. Ella hace tiempo que tiró la toalla en su afán por encontrar al hombre perfecto. Ya no busca ricos triunfadores, sino que, como buena bióloga, ha optado por dar preferencia a la anatomía. Ana los quiere macizos, tersos, turgentes, como su nuevo entrenador personal.

Lo malo es que le duran muy poco (¿será que le encogen?). Ahora, el 'Experimento Mariló' podría adentrarnos en una nueva era. Pero se encuentra en su fase inicial. Y hay tantas probetas que estallan... Sobre todo, cuando mezclas elementos tan incompatibles como son amor y trabajo.