Ventura, ayer en Las Ventas. :: EFE
Sociedad

Diego Ventura sale a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El toro de la primera de rejones de San Isidro fue un cuarto del hierro de San Pelayo que salió galopando. Bohórquez lo esperó a porta gayola sin ceremonias y tuvo que correrlo por delante a modo. Los tres primeros se habían cambiado con solo un rejón de castigo, y dos de ellos se habían apagado. Bohórquez hizo lo propio en segundo turno. Lo pagó caro, pues el toro, citado de punta a punta varias veces, se vino galopando con tantos pies que a Bohórquez le costó reunirse, tocó tocar las farpas casi con arco. Y sin diana. Cinco o seis intentos marrados, banderillas por el suelo. Y un caballo artista (Bohemio) capaz de provocar a quien sea. Con dos pares a dos manos, y con el toro cerrado entre tablas y rayas, se salvaron los muebles. Un rejón de muerte delantero bastó. Pero se fue el toro casi tal cual.

Luego, estaba la rivalidad entre Hermoso y Ventura. Ganó Ventura. Aplomadísimo, el segundo de corrida, que Pablo toreó con calidad en el tercio de castigo, no le dejó llegar con el rejón de muerte. Dos veces se soltó el rejón del gancho sin clavarse. No hubo muerte hasta el cuarto intento. Y por eso no contaron ni las lindezas de Ícaro, el caballo que ya es autoridad en la cuadra, ni las habituales galopadas de costado de Chenel. Clavó Hermoso a estribo y arriba y se adornó con piruetas antes de matar.

Ventura no se complicó para castigar de salida al tercero, y se hizo notar la diferencia con lo que había hecho Hermoso. Pero en banderillas salió Nazarí que en galopes de costado se deja llegar el toro y el ambiente se volcó. Se batieron con fuerza las palmas de ganso. De pronto se paró el toro. Ventura sacó a Distinto, un tordo que no tiene porte soberbio. Hace su trabajo. Ventura se adornó en desplantes de teléfono y agarró un rejón de muerte casi fulminante. Casi, porque todos tuvieron muerte de bravo. Bohórquez se eternizó con el rejón de muerte en el toro que rompió el fuego. Un caballo interesante en la cuadra de Fermín: Brasileño. Nueve años. Hace más de veinte que Fermín debutó en Madrid.

Después de arrastrado el cuarto y durante el quinto sufrió desmayo el ambiente. Y un toro serio, con poca gana de pelea. Costó meterse con él. Hermoso sacó a Pata Negra que hace dos años estuvo a punto de morir en las Ventas de una cornada. Estaba cuarteando con alegría. Preciosas las reuniones en los medios. Estocada trasera. Y el fin de fiesta de Ventura, que se tomó la cautela de ponerle al serio sexto dos de castigo, que se adornó a dos pistas con Revuelo, atacó con pureza cuando sacó a Sueste y que puso a la gente de pie con Morante, que torea de maravilla. Pega mordiscos a un toro en el morrillo. A la gente le encanta. Después de los muerdos, Ventura se descolgó sobre el lomo del toro y, en el momento preciso, se fue a la barrera de sol para subir al estribo al caballo Califa, que iba a matar a la primera y a redondear, por tanto, tarde y faena. Puerta grande.