Agentes recogen los fardos de un alijo intervenido hace meses. :: L. V.
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La cantera del fútbol y el chocolate

La Guardia Civil arresta en Algeciras a un peso fuerte del narcotráfico y a su bandaVivía en una suite de lujo de un hotel y financiaba a clubes de barrios marginales para captar a futuros narcos e introducirlos

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Le gusta conducir un Mercedes valorado en más de 200.000 euros y no le preocupan las hipotecas porque su residencia la fijó en la suite principal de un hotel de lujo del Campo de Gibraltar. Nacido en Tánger, pero afincado en la provincia, este joven de 26 años se había hecho con el control de buena parte del negocio del narcotráfico en la Comarca y pretendía expandirse hacia La Janda. La Guardia Civil lo ha frenado en seco a él y a su banda.

La operación policial, que nació en septiembre, se ha saldado con 22 detenidos y dos toneladas de hachís intervenidas. Otra cosa es saber cuánto tiempo pasarán alejados del negocio porque las probabilidades de reincidencia son altas. El ejemplo más cercano está en otro joven capo vinculado a esta organización. Juan Manuel R. U. , alias 'El Chispa' pero también conocido como el Duque de Barbate, fue arrestado en noviembre cuando los agentes ya seguían la pista a la banda de Algeciras. En enero, este joven de 25 años y al que le gusta emular al mafioso protagonista de una serie de televisión, volvió a ser arrestado por su implicación en un alijo abortado de 720 kilos que debía haber recalado en las costas barbateñas. Había salido de prisión preventiva tan solo unos días antes. Y sin miedo alguno, volvió a las andadas.

En este segundo arresto, los agentes ya habían descubierto que el Duque mantenía contactos con una banda de alto nivel de Algeciras. Su líder quería ayudarse del joven barbateño para extender sus tentáculos hacia la costa de La Janda e ir ganando supremacía en el negocio, según se desprende de las investigaciones.

Para nutrir su organización de nuevos miembros, A. E. H. se adentró en el fútbol base para captar a futuros narcos. Llegó a financiar a varios clubes provinciales, ubicados en barriadas marginales, y compró una entidad con el único fin de ganarse la simpatía de los jóvenes deportistas. Regalos y fiestas eran sus señuelos para ir introduciendo a los chicos en la banda. Cuando eran captados, el benefactor mudaba de piel y de rostro. Durante las pesquisas, los agentes descubrieron cómo amenazaba de muerte a los colaboradores que recogían la droga a pie de playa para que no abandonaran la droga aunque hubiera presencia policial. Se acababan así las buenas maneras.