Artículos

ZONAS DE SOMBRA

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El Estado es una abstracción cuya forma entendemos, aunque su relación con nosotros sea ininteligible. Todos tienen secretos inconfesables, ya que si los confesaran dejarían de ser secretos. Ahora, desde el pollo que hemos montado con el 'caso Faisán', queremos que resplandezca la verdad, que es muy opaca y sólo brilla por su ausencia. El juez Ruz, también conocido como 'el juez del chivatazo', interroga a los negociadores. Todo gobierno está obligado a tenerlos, aunque nadie les arriende las ganancias.

Quienes hacen submarinismo en las letrinas serán precisos mientras existan esos lugares construidos para verter las inmundicias, con la finalidad de que no nos lleguen a los que las producimos. De ahí la idea del «Estado protector», que incluye otras ficciones, como el Estado-Policía u el Estado-Providencia. Lo que ahora está pasando en España, aunque aquí tarde en pasar, es bastante raro: se le está pidiendo transparencia en sus negociaciones. Una o dos: o son negociaciones o son transparentes. ¿Qué quieren, que el señor Rubalcaba sea el confidente de cada uno de nosotros? Confesar la intimidad es algo que sólo se le permite a los poetas líricos, a condición de que no se pongan pesados en exceso.

Debemos confiar en las personas que nos gobiernan, aunque a muy pocos los escogiéramos como amigos. A los negociadores con la banda terrorista hay que pedirles que haga un buen negocio para todas las personas de bien, no que cuenten los trámites de la negociación. A las mentiras hay que denominarlas ocultaciones, pero sin olvidar que la prudencia es la más alta de las virtudes de la ciencia política. Si se levantan algunos secretos puede hundirse el tinglado entero y hay que elegir, aunque las elecciones están muy cerca, y algunos, antes de perderlas, hayan perdido los nervios y otros antes de ganarlas, se estén precipitando en perder la confianza. Animo siempre. También se puede avanzar en la sombra.