MILENIO

URNAS ANDALUZAS

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Los socialistas andaluces siguen, entre el ensimismamiento y la esperanza, las fluctuaciones de la cargada realidad política que amenazan la terca resistencia, casi épica, del socialismo español en las celestiales llanuras del poder. Un día tras otro, un sobresalto tras un escalofrío y un soplo de esperanza tras un sofocón. Así están las cosas. Chaves, su líder más longevo al frente del poder juntero en los últimos tiempos, mantiene su vista y sus oídos clavados en el sur.

Pero que luego vengan a decirnos algunos petimetres del análisis político que el sur no existe o, bien, que afirmen que no cuenta ni mucho ni poco en el parquet político nacional. Hasta Zapatero asume en conciencia que su salvación en el poder depende de las urnas andaluzas. Y el problema es que aquí no hay notable, al día de hoy, que calme el oleaje y temple los nervios de este grupo humano andaluz tan acomodado en el tiempo en el poder ejecutivo.

Griñán cabalga como puede y le pone voluntad, aquella vieja guardia del PSOE de los setenta y los ochenta o está en la depresión o no saben de qué va la complejidad puntual socialista. El que sigue apareciendo y ejerciendo por el sur como príncipe es Alfonso Guerra, pero mantiene las distancias y no se deja llevar por el primero que llega. Felipe es al contrario, el indiscutible, morando por lo general por las capas altas de la atmósfera y en posesión de una magia política que no le abandona. Zarrías, de siempre el hombre de confianza del que posee el recetario de la permanencia en el poder no se deja ver ni mucho ni poco por Andalucía. Eso sí, lo vemos por televisión en el Parlamento, el templo de los próceres de la patria intercambiándose diatribas y miradas ácidas.

En los últimos días parece que la primavera política anuncia su proximidad. No es para menos: los considerados grandes empresarios que controlan más de dos tercios del PIB nacional le han rogado al lejanísimo Zapatero, que guarda en la caja de los zapatos nuevos los papeles del adelanto electoral, que se centre en lo que está, en la recuperación económica, y como era inevitable el sufrido señor Rajoy ha teñido de seriedad el rostro y le ha restado brillo a su mirada. Ha hecho bien el Registrador de la Propiedad: La vida, como la política, sólo es amable para esos árabes ricachones del petróleo que amenazan con comprar todos los clubes de fútbol de la llamada 'liga de las estrellas'. Qué ridiculez.