Suspenden el juicio por la muerte de un deportado

El juicio por la muerte de un ciudadano nigeriano cuando era deportado en un avión a su país fue suspendido pocos minutos después de iniciarse por la Audiencia Provincial de Alicante a causa de las dudas surgidas en torno a la identidad de la víctima, ya que al parecer su pasaporte es «falso». Dos agentes de la Policía Nacional, J. L. C. G. y M. A. P. R., se enfrentan a tres años de prisión por un supuesto homicidio por imprudencia grave, al creer el fiscal que al aplacar al nigeriano, Osamuyi Aikpitanyi, de 23 años, se salieron del protocolo y le taparon la boca con una cinta adhesiva, que le causó la muerte por asfixia.

Sin embargo, el presidente de la sala de la Sección Séptima de la Audiencia (con sede en Elche), José Madaria, suspendióla vista poco después del inicio al plantear la letrada de uno de los agentes un informe presentado por el abogado del Estado por el que el pasaporte de la víctima es «falso».

Tras acordar la suspensión del juicio, la sala decidió citar al firmante de los informes presentados por la Abogacía del Estado para aclarar la validez del pasaporte y confirmar, de este modo, la identidad del fallecido. Las defensas de los policías también expusieron que la acusación particular ejercida por el hermano del nigeriano no ha acreditado el parentesco, lo que invalidaría a esta parte personada, asunto que el tribunal también aclarará posteriormente a la situación del pasaporte aceptando someter a este familiar a una prueba de ADN.

«No hay ni un solo documento que acredite en la causa la relación de parentesco entre la víctima y la acusación particular», dijo la letrada de uno de los acusados, María Ponte, quien dijo que la «importancia» de resolver esta cuestión reside en la indemnización de 180.000 euros y en las costas, «entre otras cuestiones». El letrado de la acusación particular (que representa al hermano, Chester Aikpitanyi), Pedro Víctor de Bernardo, pidió que se practique una prueba de ADN para determinar la relación de parentesco.

El suceso ocurrió el 9 de junio de 2007 en un vuelo de Iberia Madrid-Lagos, y el juicio se celebra en Elche porque el fallecimiento tuvo lugar cuando se sobrevolaba Argel, lo que obligó al aparato a dar media vuelta y a aterrizar en el aeropuerto de El Altet.