La basura desapareció de las calles después de la limpieza que duró cuatro horas. :: FRANCIS JIMÉNEZ
Ciudadanos

El mal tiempo no impide que Cádiz triplique su población con ganas de Carnaval

Los servicios de limpieza recogen 106 toneladas de basura de las calles del centro, donde se congregaron 360.000 personas

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Presenciar la estación de trenes de Cádiz una mañana de Domingo de Coros y sentirse en una película de zombis. Este podría ser el título de uno de esos pródigos grupos de Facebook. O el resumen de lo vivido ayer a partir de las 5 de la mañana en la estación de Renfe. Un goteo incesante de caras cansadas -o directamente, descompuestas-, ojos somnolientos y disfraces desbaratados tomó las inmediaciones de la plaza de Sevilla desde las claras del día hasta bien entrada la mañana. Nada de agobios, bullas y colapsos que pusieran en peligro la integridad de los presentes o de las instalaciones. Los casi 360.000 visitantes que llegaron a Cádiz en tren o autobuses dieron una lección de urbanidad, al menos en lo que a la vuelta se refiere.

Por que otra cosa es lo que se vivió en la calle. Mientras que los visitantes de la provincia y otros puntos de España se marchaban por donde habían venido, los servicios municipales de limpieza recogían los estragos de la fiesta del Sábado de Carnaval. En torno a 106 toneladas de residuos se recogieron de 7 de la mañana a 2 de la tarde. Con sus baldeos y desodorizantes se ponía punto y final a la noche más larga del Carnaval y comenzaba el Domingo de Coros.

Una transición que Cádiz mudó con sosiego en sus calles y carreteras. «Tranquilidad» fue la palabra más empleada ayer tanto por fuentes de Transportes Comes como de Renfe o de la Policía Local para referirse a las primeras horas de la mañana de ayer. Tanto es así que el trabajador de Comes Antonio Romero notaba incluso «menos ambiente que años anteriores» por la estación provisional. Algo que Romero achacaba a la huelga que los trabajadores de la empresa desconvocaron a última hora y que llevó a muchos usuarios a decantarse por otras formas de transporte. Entre los que usaron el 'bus', primaban visitantes «de toda Andalucía», como atajaba Romero.

En Renfe sí notaron una presencia mayor de visitantes que realizó la vuelta de una forma similar a la llegada a la ciudad: escalonada y sin grandes colapsos. Algo a lo que sin duda ayudó la abundante seguridad presente en los andenes y el plan especial de trenes cada media hora.

La tercera vía de partida fue la que apuntaba la propia Policía Local. Los autobuses discrecionales aumentaron de forma considerable. Durante la mañana fueron abandonando los aparcamientos habilitados para ellos en Astilleros o San Felipe para poner rumbo a localidades como Sevilla, Córdoba o Huelva.

El vehículo particular fue otra de las formas de llegar y marcharse de Cádiz. Durante la mañana, los aparcamientos imposibles en aceras, parterres, o líneas amarillas iniciaban una mudanza entre los que se marchaban de la madrugada y los que llegaban a los coros. Entre todas estas formas de transporte, partieron de la ciudad los 360.000 visitantes que registró la Policía Local en los accesos a la ciudad durante la noche del sábado. Una cifra que triplicó la población de Cádiz (de casi 126.000 habitantes).

Restos de la fiesta

Tanta presencia por las calles de Cádiz obligó a los servicios de limpieza a esmerarse para eliminar las 106 toneladas de basura generadas en la noche. Este año, el Ayuntamiento destinó a 488 operarios (28 más que el año anterior) y 95 vehículos de la Delegación de Medio Ambiente para restablecer las calles a un estado lo más parecido posible al original.

Las labores de limpieza comenzaron en los puntos claves del Carnaval: La Viña, Ancha, Columela, San Francisco y las plazas de Mina, San Antonio, España o Catedral (donde las vallas en la escalinata de la Seo no impidieron la basura y orines en las puertas de acceso).

En torno a las 11. 30 horas los barrios del Pópulo y de Santa María ya estaban barridos y en pleno proceso de baldeo. El objetivo era dejar las calles en perfecto estado de revista para el comienzo oficial del Domingo de Coros. A las 2 de la tarde, la basura había desaparecido de las calles y Cádiz despertaba a su segunda jornada de Carnaval callejero.

Con los accesos de transportes despejados de rezagados de la noche anterior, la plaza de Sevilla se llenaba de un público muy diferente. Familias y gafas de sol fueron los protagonistas. De nuevo, la estación de trenes y de autobuses se llenaba a base de un goteo incesante. Las aceras se poblaban de coches y el tráfico se complicaba, sobre todo con la llegada de la temida Cabalgata Magna. Por la tarde, la avenida de Andalucía quedaba reservada solo al Carnaval y Juan Carlos I se convertía en la vía de acceso y salida esencial de la ciudad, con un plan de tráfico que duplicó los carriles en de terminados puntos para evitar los embotellamientos. Culminaba el fin de semana grande del Carnaval. Pero aún quedaba fiesta para rato hasta el fin de semana próximo. Y con ella los planes especiales de tráfico, transportes y limpieza. Pero eso ya es otra historia.