ESPAÑA

Las tropas afrontan la mayor ofensiva insurgente en Afganistán

El despliegue de bases avanzadas y los últimos incidentes ponen en «alerta máxima» a los 1.500 militares españoles en ese país

MADRID. Actualizado: Guardar
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Para el Ministerio de Defensa 2011 será el «principio del fin» de la misión en Afganistán, dado que comenzará la transferencia de la autoridad a los afganos, pero también un período «crítico» para la seguridad de los más de 1.500 militares desplazados al país. Los últimos escarceos con la insurgencia en la provincia de Badghis no son meros «tanteos de fuerza». Anticipa la peor ofensiva de primavera a la que se podrían enfrentar las tropas debido a la «fase de dificultad» por la que atraviesa la operación, según reconocen diversas fuentes militares.

El duro invierno en Afganistán suele dar tradicionalmente un respiro a las tropas de la ISAF, la misión de la OTAN en el país asiático. El frío y la nieve se extienden desde noviembre hasta marzo y complica los desplazamientos sobre el terreno, lo que provoca una drástica disminución de la actividad de la insurgencia. Pero con la llegada de la primavera los combatientes abandonan su estado de «hibernación» e intensifican sus ataques contra las tropas aliadas.

En el caso de Badghis, la provincia al noroeste de Afganistán donde se acuartelan 875 españoles, los mensajes que transmiten los mandos castrenses y la inteligencia militar son de «alerta máxima» por los «altos riesgos» que sufren a diario los soldados. A ello contribuye el despliegue de las Bases Operativas Avanzadas, una estrategia que tiene por objeto ampliar la 'burbuja de seguridad' hacia el norte, una zona más inestable.

Con el despliegue de estas bases se pretende contribuir al principal objetivo de la misión en la actualidad: agilizar la construcción de dos importantes vías de comunicación que atraviesan la zona, la ruta Lithium y la carretera Ring Road. La ruta Lithium (105 kilómetros) conecta la localidad de Qala i Naw, capital de Badghis y sede de la base Ruy González Clavijo, con Bala Murghab, uno de las bastiones de la insurgencia. Por su parte, la Ring Road es la arteria circular que comunica todo Afganistán, pero cuyas obras en Badghis se encuentran más retrasadas.

Solo en el último mes, Defensa ha informado oficialmente de cuatro incidentes en estos puestos avanzados, entre los que no se incluyen las refriegas de menor entidad. El 25 de enero una patrulla española que circulaba cerca de la base de Ludina (ruta Lithium) fue tiroteada por un grupo de insurgentes. El ataque se saldó con un niño afgano muerto y un soldado español herido de bala en un brazo.

El 3 de febrero se produjo también en Ludina un «breve» intercambio de disparos y tres insurgentes fueron detenidos cuando intentaban escapar en varias motos. Una semana después, en ese mismo lugar, una operación conjunta entre soldados españoles y afganos que realizaban una misión de reconocimiento acabó con la vida de un líder de la insurgencia, el mulá Rashid, considerado el responsable de la mayoría de los hostigamientos recibidos en Badghis por las tropas de la ISAF.

Más «sorpresa» causó otro incidente que no ha pasado desapercibido para los mandos de la misión. El 1 de febrero un equipo de desactivación de explosivos intervino cerca de la base provincial después de que hallasen una moto con un artefacto improvisado adosada en el chasis. Precisamente, este tipo de explosivos caseros se han convertido en la principal amenaza para las tropas aliadas, ya que las infiltraciones en las fuerzas de seguridad afgana se consideran aún casos excepcionales.

Inquietud en Muqur

La inquietud de los mandos militares se centra ahora en el puesto avanzado de Muqur (ruta Lithium), que se trasladará cinco kilómetros al noroeste por decisión de la ISAF. La nueva ubicación de la base es una «tierra de nadie» en la que los militares estarán más expuestos a la insurgencia. De ahí que se extremen al máximo las medidas de seguridad.

La misión española también espera la primavera para conocer si ha funcionado o no el plan de reintegración de los insurgentes que han dejado sus armas a cambio de dinero. Desde Defensa consideran que el programa está teniendo éxito en Badghis, donde más de medio centenar de combatientes han abandonado la lucha, aunque asumen que está por ver si la insurgencia no les vuelve a captar.