Alfredo Pérez Rubalcaba comparece tras el Consejo de Ministros de ayer. :: EFE
Economia

La urgencia de pactar las reformas resucita el diálogo social

Gobierno, patronal y sindicatos expresan su intención de incorporar a «todas las fuerzas políticas» para alcanzar un gran acuerdo

MADRID. Actualizado: Guardar
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El Gobierno, los empresarios y los sindicatos dejaron clara ayer su voluntad de alcanzar un acuerdo en las reformas laboral y de pensiones «sin ignorar las dificultades que se derivan de la negociación» e incluso abrieron la puerta a la participación de las fuerzas políticas. Acuciados por la presión de los mercados, aseguraron en un comunicado conjunto, el primero desde la ruptura hace siete meses de la mesa del diálogo social, que el entendimiento es posible y que las partes están dispuestas a conseguirlo. Los empresarios acudieron por primera vez a esos encuentros y estuvieron representados por el recién elegido presidente de CEOE, Joan Rosell.

En un almuerzo celebrado en el Ministerio de Trabajo, las tres partes abordaron la reforma laboral, las políticas activas de empleo y la reforma de la negociación colectiva. Sobre esta última cuestión, las tres partes coincidieron en mantener negociaciones en el ámbito bilateral -entre las organizaciones empresariales y sindicales- sin la intromisión del Ejecutivo. Aún así, todavía se mantiene la amenaza de que si los interlocutores sociales no alcanzan un acuerdo antes del 18 de marzo, el Gobierno será quien legisle sobre este asunto.

No está previsto que se vuelvan a reunir hasta la próxima semana. Los agentes sociales y el Ejecutivo expresaron su intención de intensificar las conversaciones e incorporar «todas las fuerzas políticas del arco parlamentario».

Hacía siete meses que no se celebraba una reunión a tres bandas entre el Gobierno, los sindicatos y la patronal. Del plantel de aquel día solo repitieron en el encuentro de ayer los líderes de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, y UGT, Cándido Méndez. Al frente de la cartera de Trabajo ya no está Celestino Corbacho y ahora su titular es Valeriano Gómez. Joan Rosell ha tomado el relevo de Gerardo Díaz Ferrán al frente de CEOE.

Tras la rueda de prensa del Consejo de Ministros, el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, también se sumó al almuerzo de trabajo. Su labor en estas reuniones, según él mismo explicó, es aportar una valoración «más amplia» que la del ministro de Trabajo sobre los diferentes temas que se están tratando en la mesa de negociación. Fuentes sindicales ya han calificado al también responsable de Interior como «el impulsor del principio de entendimiento».

Antes del encuentro, las partes destacaban su trascendencia. «Las conversaciones deben tomar mayor aceleración a partir de las incorporaciones de la patronal, un actor imprescindible», confió el líder de UGT, Cándido Méndez. Por su parte, Pérez Rubalcaba aseguró que el acuerdo todavía está lejos, pero insistió en que el Gobierno está haciendo todos los esfuerzos para alcanzarlo, porque las reformas «más eficientes son las más consensuadas».

Precisiones

El Ejecutivo trató de precisar los cambios introducidos en el borrador que ha presentado a los sindicatos y en el que se concreta que las pérdidas coyunturales no podrán ser causa de despido objetivo, con solo 20 días de indemnización. El vicepresidente primero aseguró que esta concreción no supone un cambio de «espíritu» de la reforma laboral. Además, rechazó «lecturas que no se correspondan con la realidad» y que apuntan que el Gobierno ha suavizado la reforma laboral para facilitar un acuerdo con los sindicatos sobre la reforma de las pensiones.

El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, también fue rotundo y aseguró que el consenso con los sindicatos en materia de pensiones «en ningún caso va a venir a costa de dar marcha atrás» en las reformas ya aprobadas. Manifestó que, aunque se trabaja al máximo para pactar reformas de «muchísimo calado», de ninguna forma eso puede suponer que se vacíen de contenidos en sus aspectos fundamentales. En ese sentido, aseguró que la suavización de la reforma laboral propuesta, en el sentido de limitar el despido por razones económicas con 20 días de indemnización, no supone una rectificación, sino que obedece al interés por impulsar el llamado «modelo alemán», que prevé ajustes de plantilla temporales para hacer frente a dificultades económicas coyunturales.