NADANDO CON CHOCOS

USTED ES CHINO

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El paraíso es un sueño. Lo dijo Ruibal cuando cantó que en Cádiz todo tiene dueño, como en la vida real. Lo curioso es que el dueño de Cádiz sea un chino de Pekín del que se conoce poco más que la sospecha probablemente infundada de su afición por el perro en adobo. Pero es suyo: después de saber que los niños no vienen de París y que se puede pescar con un gajo de mandarina como cebo, la mayor sorpresa ha sido que el mundo pertenece a China.

Antes, la calle era de Fraga, un tipo bastante fácil de poner verde. Después, fue del gringo y España era el paraíso del cliché para meterse con el gringo. 'Yankees Go Home' y todo aquello. Estaba tirao decir que el gringo era muy tonto, muy gordo, que sólo comía hamburguesa y que se erigía como un destacado hijoputa en política exterior. Se demostró que las tres primeras eran falsas.

Ahora el propietario de su piso no es el banco, sino un chino al que una tarde se le ocurrió comprarse el 18% de la deuda española. No uno de esos que reparten aceitosos tupper de pollo con almendras, no, sino uno forrado hasta los dientes. Uno que, mientras usted estaba en la Feria de El Puerto, levantó una próspera fábrica en la que miles de personas se dejan los dedos en los engranajes de las máquinas cuando se quedan dormidos. Ese que es la vanguardia de la censura de internet, la flor y nata un país de esclavos al que nadie le tose la falta de derechos humanos, ese que entiende de libertades lo que entendía Boris Yeltsin del tres por cuatro. Ese chino que cada día es más europeo, en la misma proporción en que usted, que cada lunes cobra menos y trabaja más, es más chino.