Editorial

De acuerdo en Cancún

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La cumbre sobre el clima de Cancún evitó tras largas negociaciones que se repitiera el fracaso de la reunión de Copenhague y acabó brindando al planeta un marco de acuerdo más que aceptable, tanto desde el punto de vista de su contenido como en lo que respecta al compromiso adquirido por los países directamente concernidos por el calentamiento. La decisión de abordar en 2011 la continuidad o no de los acuerdos de Kyoto permitirá apurar las posibilidades de entendimiento sobre reducción de emisiones de gases contaminantes con EE UU y China, al tiempo que el acuerdo consigna los compromisos que en esa materia han ido explicitando individualmente ante la ONU los países asistentes a la cumbre anterior. El fondo de cooperación que transferirá 100.000 millones de dólares anuales del mundo desarrollado hacia los países más pobres para atenuar los efectos que el control de la contaminación suponga para su crecimiento confirma una línea de actuación inaplazable. Pero quizá la nota más esperanzadora del encuentro, en tanto que muestra de una creciente sensibilización, es que los reunidos tuvieron que reconocer que los esfuerzos previstos no serán suficientes para contener el calentamiento por debajo de dos grados respecto al inicio de la industrialización.