Un joven Dave Beasant celebra el triunfo ante el Liverpool en la FA Cup de 1988. :: REUTERS
LA PRÓRROGA

El líder de la banda de los locos

Beasant, técnico del Jerez Industrial, recuerda sus 'años locos' en Londres

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The Crazy Gang'. La banda de los locos. Ese era el nombre por el que la prensa se refería a una panda de «alcohólicos profesionales del fútbol» que dieron la vuelta al mundo. Eran los chicos del Wimbledon, ese equipo que en la década de los ochenta llegá a ganar la FA Cup ante el Liverpool de Aldridge, aquel larguirucho de bigote fino que se ganó a la afición de la Real Sociedad, y Bornes.

Una panda de agresivos, pero buenos chicos, capaces de lo peor lejos de los terrenos de juego, pero que sobre el césped se ganó el corazón de Inglaterra. Entre ellos estaba Dave Beasant, técnico del Jerez Industrial y que se convirtió en el primer guardameta en parar un penalti en una final de la Copa de Inglaterra disputada en el mítico Wembley. Y eso que la noche antes marchaban de pub en pub bebiendo pintas, aunque obligados por su entrenador, Bobby Gould.

Ahora, 22 años después y con el paso del tiempo en el rostro, Dave no puede más que reírse de aquello: «Éramos un equipo que, con trabajo y humildad, se convirtió en una sorpresa dentro de la 'Premier League'». La base del triunfo de aquel Wimbledon ochentero era, según Dave, «el trabajo y pensar que debíamos ganar cada partido, pero sobre todo con mucho respeto al rival. Hacíamos nuestro fútbol y ganábamos partido, por lo que nos convertimos en un pequeño éxito dentro del fútbol inglés». Un equipo que, según Beasant, «es imposible que vuelva a repetirse. En Wimbledon hacíamos un juego práctico que se entrenaba en cada sesión y es muy complicado que se repita otra vez».

Entre las barbaridades de estos adorables locos se encontraba la de gastar novatadas a los nuevos, a los que llegaron a quemar toda la ropa o le pinchaban las ruedas del coche. Este comportamiento les hizo coger un espíritu de equipo nunca visto en el mundo del fútbol, difícil de repetir. Tanto, como su rocosa manera de ver el fútbol y que se basaba en un principio inamovible: «Nosotros contra el mundo». Los cabecillas de este gran Wimbledon eran los carismáticos, a la vez que violentos, Dennis Wise, John Fashanu o Vinnie Jones, dos veces ganador del premio Empire al mejor actor de reparto del Reino Unido: «Vinnie era albañil antes de futbolista y llegó a Wimbledon cuando era semi profesional. Es una historia interesante la de Vinnie, siempre cumplía un personaje, estuviera donde estuviera y jugara en la posición que jugara».