Sociedad

Editoriales 'made in' Cádiz

El panorama editorial gaditano se enriquece con la aparición de nuevos sellos dedicados al libro

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Como negocio, los hay mejores. El mercado editorial español aguantó el tirón en 2008, pero el pasado año dio el primer aviso. La producción de libros se redujo un 10% y las ventas un 14%. El margen de beneficios, salvo los grandes pelotazos, es escaso y variable. Pero trabajar con libros (escribirlos, ponerlos en la calle, venderlos) ha sido siempre una tarea en la que se mezclan vocación, mentalidad emprendedora (raro es el autor que no quiere ser un profesional de lo suyo) y cierto espíritu romántico. En la provincia, a pesar de los pesares, hay un conjunto de sellos sólido y creciente, al que se han sumado en los últimos años algunas marcas con aspiraciones de asentarse en el panorama local, andaluz e incluso nacional.

Ediciones Mayi arrancó en 2006 de la mano de Ana María Mayi, que lleva desde los 80 trabajando en la Imprenta Jiménez Mena. «Decidí aunar dos de mis grandes pasiones: los libros y los viajes, y me lancé a editar una guía de la ciudad como la que a mí me gustaría tener entre manos si fuera un visitante». La experiencia dio tan buenos resultados que tuvo dos 'secuelas' inmediatas: una en inglés y otra en versión económica, con menos páginas, pero que también cumplió pronto con los objetivos previstos. Así que «¿por qué no ampliar el espectro y arriesgarse con títulos de toda clase y condición?». Con 'Don Juan Tenorio y Halloween', del guionista José Joaquín Rodríguez y el dibujante Jesús Méndez, abrió una línea de cómics que recibió el beneplácito de la revista especializada 'Tebeosfera'.

El éxito más sólido y continuado de la editorial, hasta el momento, tiene esencia local. Tras varios años colaborando en la radio, el escritor Julio Molina Font se atrevió a convertir su programa sobre anécdotas y curiosidades gaditanas en un libro. A finales del año 2008 Mayi publicaba 'La historia pequeña de Cádiz', que acumula seis ediciones vendidas, de mil ejemplares cada una.

A finales de 2009 apareció la esperada continuación, 'Más sobre la historia pequeña de Cádiz', que ha disfrutado desde su aparición de una acogida similar al anterior. Ana María no puede dejar de sonreír cuando recuerda que, justo después de su lanzamiento, los libreros le decían que Molina Font estaba compitiendo en sus listas con autores como Dan Brown, José Saramago y Stieg Larsson.

Sumergirse en los anales de lo cotidiano, rastrear su eco, «para que no se pierda», le llevó al escritor dos años de trabajo. Para Molina Font la buena acogida del título puede deberse a que habla «de personas y de personajes, porque para mí son iguales, aunque en algunos casos he preferido cambiarles el nombre y contar la historia protegiendo su identidad, más como un recurso literario que como prevención». Algunos episodios, por más que sean estrictamente verídicos, parecen puro surrealismo: «Hay una familia entera que murió por culpa de un loro, por ejemplo, y determinados hechos que si no fuera porque están minuciosamente contrastados, parecerían pura ficción», bromea.

Pasito a paso

También a finales de 2009 aparecieron otros dos libros dedicados a la ciudad. El primero, 'Manuel de Falla y Cádiz', es una reconstrucción de los primeros años de vida del compositor, realizada por la historiadora Gema León Ravina. El segundo, 'Una provincia para comérsela', es un libro de cocina dedicado a la gastronomía de la provincia, con recetas recopiladas por María Luisa Usero.

Ana María admite que sus aspiraciones pasan, exclusivamente, «por seguir haciendo lo que me gusta, pasito a paso, y abriendo el espectro en la medida de lo posible, siempre con los pies en la tierra y midiendo nuestras posibilidades».

Ernesto Pérez Hormaeche quería celebrar sus diez años en el mundo del diseño gráfico con «algo especial». «Surgió la idea de abrir una línea editorial, y lo único que tuvimos claro desde el principio fue el nombre: se llama La Sueca, por mi mujer, Äsa». «Al principio fue un capricho, una forma de darle algo de vidilla a la empresa y, de paso, motivarnos poniendo toda nuestra creatividad y nuestro esfuerzo al servicio de trabajos que merecían la pena». Por eso, Pérez Hormaeche define La Sueca como «una editorial atípica, extraña, que apostó, de entrada, por trabajos igual de insólitos, como el catálogo de olas de Pepe Ángel González».

Fotografía y autoayuda

Después, el recorrido fotográfico por Cuba de Raúl Fernández ('Era julio en La Habana') y un libro de autoayuda, que ya está dando mucho que hablar fuera de Andalucía y que «puede ser nuestra punta de lanza para dar el salto en la distribución». «No descartamos nada, pero hay que medir los tiempos. Una vez que estás dentro es difícil no dejarse arrastrar por los proyectos, ser un poco kamikaze, y empezar a soñar con otras cosas. Hemos estado dándole vueltas a la posibilidad de trabajar en Iberoamérica. Por ahora nos conformarnos con tener suficiente material de calidad sobre la mesa como para estar dudando sobre cuáles deberíamos priorizar. Es increíble la gente que escribe, pinta, fotografía y, en general, crea, y que busca un medio de darle salida a sus trabajos».

Apuntando alto

Jesús Lebrero, de Ediciones Absalon, no oculta la vocación nacional, e incluso internacional, de su proyecto. El catálogo que oferta, a pesar de que la iniciativa empezó a rodar hace apenas tres años, es cuantioso y diverso. Flamenco, narrativa, crítica, historia, cocina, humanidades, paraciencias, esoterismo... «Trabajaremos desde Cádiz, crearemos empleo en Cádiz, daremos su lugar a los autores gaditanos, guardaremos un espacio prioritario a los temas de aquí, pero siempre con la intención de proyectar todo ese esfuerzo y sus resultados fuera de la ciudad y de la provincia, de forma que contribuyamos, modestamente, a que se conozca mejor nuestra cultura y nuestra capacidad creativa».

En total, más de 50 títulos en cartera, algunos de ellos con un exitoso recorrido por las listas de ventas de grandes superficies y tiendas especializadas, como La casa del libro. «Evidentemente, para poder permitirnos el lujo de editar algunos títulos que nos interesan, pero que sabemos que tienen un público minoritario, apostamos por otros que pueden tener un mayor recorrido comercial», explica Lebrero, que insiste en que Absalon «no recibe ningún tipo de ayudas ni subvenciones, es un proyecto empresarial privado, serio y que viene con la intención de quedarse y crecer».

Letras y platos

EH Editores, el sello editorial que puso en marcha hace unos años la Escuela Profesional de Hostelería de Jerez, nació con «una vocación cierta de servir al mundo del libro y de la cultura en general», según recalca su responsable, Álvaro Quintero. Su línea fundamental es EH Gastronomía, especializada en el arte culinario. «Con ella, pretendemos dotar a los lectores de libros prácticos de cocina y hostelería, pero también de ensayos que ponen en relación la buena mesa con otros factores antropológicos, históricos y literarios».

No obstante, en sus más de 50 títulos, EH, que funciona dentro del Grupo Romero Caballero, se ha abierto a la poesía, el cuento, el ensayo e incluso el teatro. En su catálogo figuran algunos autores de prestigio mundial.

Cuando Pepe Jaime, de Quorum, decidió dar un paso más y no sólo vender libros, sino también editarlos, en la provincia sólo funcionaban, con cierta continuidad, los servicios de publicaciones institucionales. Era 1993 y Pedro Payán acababa de presentar 'El habla de Cádiz', en una edición patrocinada por el Ayuntamiento. «Vendimos 1.000 ejemplares casi de una tacada, así que le propusimos a Pedro tirarlo nosotros, a mayor escala». Desde entonces, han dado salida a más de 20.000. «Ya puestos, abrimos las puertas a otros autores locales, de entrada, y después ampliamos las líneas editoriales, hasta alcanzar los 120 títulos que llevamos colocados en el mercado».

Poesía y narrativa (en Majerada), textos periodísticos (De periodistas), históricos (De doceañistas), etc... han convertido a Quorum en los jóvenes veteranos del espacio editorial en Cádiz. Pepe Jaime da la bienvenida «a todos» y aconseja: «Lo difícil no es empezar. Si no aguantar».