Editorial

Una fusión frustrada irresponsablemente

La decisión transmite la idea de que CajaSur ha saboteado el proceso de unión con Unicaja

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La decisión de CajaSur de rechazar la fusión con Unicaja constituye un desenlace decepcionante para un proceso que, un año después de activado, transmite el mensaje desalentador de que la entidad cordobesa, en situación desesperada, lo ha saboteado a pesar de la determinación con que se había planteado el acuerdo desde Málaga. La respuesta del Banco de España, destituyendo a todos sus consejeros, pone fin a la estrategia ventajista de CajaSur tras incumplir el compromiso de negociar la salida a la caja casi en quiebra. Una vez frustrada la fusión, el Banco de España cargará con los reproches de haber mostrado demasiada complacencia hacia la entidad. Desde luego la declaración institucional de ésta de haber actuado con «lealtad y responsabilidad» es retórica mojada cara a la galería para justificar un proceso donde ha maniobrado con deslealtad y sobre todo irresponsabilidad colocando a sus miles de empleados e impositores ante un futuro más incierto. Con seguridad han prevalecido unas miras muy cortas tanto de los responsables de la Caja de en los sindicatos; puesto que Unicaja estaba decidida a la fusión, pero naturalmente no a cualquier fusión sin cuidar estrictamente su viabilidad. De hecho, el fracaso de la mesa laboral fue la antesala del fracaso definitivo del proceso de integración; cuando el sindicato mayoritario en la entidad cordobesa rechazó el plan tratando de conservar situaciones de privilegio con un numantinismo más que imprudente. Esta fusión de dos entidades andaluzas suponía un hito clave para el mapa financiero de la región no ya porque CajaSur necesitase una tabla de salvación en una situación inquietante de naufragio; sino porque Unicaja, al salvar la caja cordobesa, daba el salto de escala conveniente para situarse entre las grandes entidades financieras del país que el final sobrevivirán al mapa atomizado como pronostican los expertos y que, de hecho, han acordado promover conjuntamente el presidente del Gobierno y el líder de la oposición en una de sus escasas iniciativas de consenso. Se trata, en definitiva, de una pésima noticia. La decisión de CajaSur va a perjudicar, con seguridad, la imagen del sistema financiero español, va a quebrar la confianza en estar protegidos contra los efectos de la burbuja inmobiliaria, y quizá tenga consecuencias para la deuda soberana. Es, con seguridad, una decisión desleal e irresponsable.