Necesito un gestor de fondos

Aunque no se haya curtido en Wall Street, ni en ninguna otra escuela facinerosa, preciso el concurso de alguien que sepa lo que hay que hacer con el dinero. Resulta que me he juntado con tres billetes de 500 euros y ahora me informan de que Londres prohíbe dispensar papel moneda de ese formato, después de calificarlo de "instrumento criminal". Algunos países ya habían discutido si debería sacarse de la circulación, ya que al parecer es el que está mejor diseñado para las operaciones fraudulentas. En una caja de zapatos, aunque éstos no pertenezcan a un jugador de baloncesto, bien prensados, puede transportarse el presupuesto de cualquier diputación en decadencia. ¿Qué hago yo con mis tres billetes? Si los empleo en comprarme unos zapatos del número 42 seré considerado un sospechoso. ¿De dónde ha sacado usted esos billetes?, me preguntarán. Pero no termina ahí el interrogatorio, ya que después querrán saber si tengo más del mismo valor.

Será algo engorroso explicar dónde los he conseguido, ya que ni yo mismo me acuerdo. En algún sitio debieron de pagarme con ellos, ya que no tenían suelto. Acaso no sabían que iban a ser husmeados por los técnicos fiscales. El caso es que sigo siendo dueño de ellos. ¿A quién se los largo sin ser delatado? Tendría que explicarle que nunca, en mi larga vida he recibido un dinero sin tener que firmar un papel que dijera "recibí". Después tendría que explicar que mi influencia mayor en materia bursátil no es de Keynes, sino de Rafles, cuyo lema era "Dinero perdido, nada perdido; tiempo perdido, algo perdido; corazón perdido, todo perdido".

Alguien debió avisarme del peligro que corría acumulando tres billetes de 500 euros, pero nadie me dijo nada. Tenga usted amigos ricos para esto. No les perdono que no me advirtieran a tiempo que semejante posesión se consideraría indicio inequívoco de tráfico de capitales. Total, que aunque detesto la prisa me urge conectar con un gestor fondos.