Sociedad

Morenito paga con sangre en Madrid

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Abrió, con el hierro de Pereda, un bello toro colorado, acapachado, muy astifino. Frío el galope, pero buena la pelea en el caballo de Rafael Sauco, que se agarró arriba. El toro apretó y empujó en una segunda vara de dosis mínima. Sin haber sangrado apenas, salió del caballo desinflado. Morenito de Aranda salió a un quite. No hubo quite, no quedaba ya toro, que esperó en banderillas. No de listo sino de abatido. Un marmolillo. Leandro no pudo ni meter mano con la muleta. Premioso trasteo a toro rendido.

Después saltaron, con el hierro de La Dehesilla, dos toros de reatas hermanas. Un aire de familia. Chorreado en verdugo, aleonado, acucharadito y astifino de verdad el uno; descarado, remangado, casi paso, muy ofensivo, colorado ojo de perdiz el otro.

El uno escarbó antes de pegar un arreón, lamió las tablas con manso son, no tuvo fijeza, se rajó una vez y dos y tres y otras cuantas veces más. Un entierro de pitones en los primeros compases de faena lo dejaron para el tinte. Morenito se rindió a la evidencia y abrevió. Soltando el engaño, una certera estocada.

El tercero, abanto, trotón, cobró al relance en el picador de puerta un puyazo peleado, Roberto Jarocho lo quitó del caballo con categoría. En una segunda vara se repuchó el toro, que, la cara alta, iba a romper en brusco: tenía carácter, pero violento. Fandiño le hizo frente con majeza, le bajó la mano en un primer asalto. Una tanda con la derecha. Luego, se lo pensó el toro, frenado, incierto. No se dejaba. De la estocada, cobrada con fe, Fandiño salió prendido por la taleguilla y la cintura.

Y la heroica de tantas tardes de San Isidro: Morenito de Aranda y el quinto, muy pegado en dos varas, un puntito bravucón, pronto pero algo incierto. Morenito se puso con la izquierda sin dudar y en campo abierto. Una tanda valiente pero el toro se sacudía el engaño; otro más entregada y confiada, sin meter el toro del toro en la muleta; en el segundo muletazo de una tercera tanda, Morenito se durmió y salió empalado por la pierna izquierda, volteado y apaleado. La emoción propia. De la cogida salió Morenito tintado de sangre.