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Economia

La desconfianza provoca fuertes caídas en las Bolsas de todo el mundo

El Ibex-35 sufre un descenso del 13,8% en la semana más negra desde la quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008

MADRID. Actualizado: Guardar
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Sin tregua. Por el temor al contagio de la crisis griega, y tras la tensión vivida en Wall Street la víspera, la desconfianza prendió en inversores de todo el mundo desarrollado y las Bolsas vivieron ayer otra jornada de extrema volatilidad que se saldó con abultadas pérdidas. La española, que sufrió un descenso del 3,28% y logró salvar por la mínima el listón de los 9.000 puntos al cerrar a 9.046 unidades, ha cedido esta semana el 13,8% de su valor. Para encontrar un periodo más sombrío hay que remontarse a septiembre de 2008, en tiempos de la quiebra de Lehman Brothers. Entonces, la prima de riesgo de las obligaciones respecto al bono alemán a diez años era sustancialmente menor. Ahora está en máximos de 168 puntos básicos, y el rendimiento de los títulos ha pasado al 4,439%.

Hubo datos positivos a escala local, como el retorno de España a la senda del crecimiento, o la aprobación por el Parlamento alemán del plan de rescate griego. También movió ficha el Banco Central Europeo, que se comunicó por videoconferencia con los dirigentes de los principales bancos comerciales de la zona para conocer de forma directa su percepción sobre los mercados mayoristas del dinero y la necesidad de adoptar nuevas medidas excepcionales. Aunque no está el sistema para soportar otra fase de sequía extrema, y los bancos han dejado de prestarse los unos a otros, la entidad supervisora de la zona euro no dio el paso delante de inyectar nueva liquidez.

La trayectoria de los mercados constituye todo un desafío a las autoridades. El Eurogrupo estaba citado para la tarde-noche de ayer en Bruselas y, previamente, los ministros de Finanzas del G-7, los siete países más industrializados del mundo -Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Italia y Japón- mantuvieron una conferencia telefónica dedicada a analizar la crisis de la deuda griega.

Sin esperar sus mensajes, los rumores y la desconfianza multiplicaron las órdenes de venta en la mayor parte de los parqués europeos. Aunque España y Portugal están en el punto de mira por sus posibilidades de contagio del problema griego, la caída más pronunciada la registró la Bolsa de París, que cerró con una voluminosa pérdida de 4,60%, quedando en 3.392,59 puntos, en su cuarta sesión consecutiva en baja.

La mancha se extiende

Lisboa cedió el 2,94%, Londres cayó el 2,62%, Francfort retrocedió el 3,27% y en idéntica proporción descendió el índice de referencia de la Bolsa de Milán, un parqué que estuvo en algunos momentos inactivo durante la sesión, al parecer por «problemas técnicos». El Gobierno italiano volvió a repetir ayer que su país no teme el contagio de la crisis griega. Si se encuentra ahora en el punto de mira de los mercados, pese a un déficit relativamente contenido, es por la elevada dimensión de su deuda y el estancamiento de su crecimiento. Ante la venta masiva de títulos de los bancos, la agencia Moody's tuvo que aclarar que el sistema de crédito italiano se encuentra «entre los menos expuestos».

La alarma se extendió más allá de los países mediterráneos, y superó la frontera de la zona euro. El derrumbe se produjo sin discriminar áreas geográficas o monetarias. Amsterdam cayó el 4,24%; Bruselas, el 4,33%; Copenhague, el 4,1%; Estocolmo, el 3,34%, y Helsinki, el 4,1%. Sólo el euro se tomó un respiro en su declive, al recuperar un canje de 1,27 dólares.

Al cierre de los mercados europeos, en la Bolsa de Nueva York el Dow Jones perdía el 2,25% y el Nasdaq retrocedía el 3,52%. La jornada de ayer había arrancado con fuertes caídas en los mercados asiáticos. En la Bolsa de Tokio, el índice Nikkei de los principales valores cedió el 3,10%, acumulando una pérdida de casi el 7% en dos días. Hong Kong cayó el 1,06% y Sidney, el 2%. La caída de Tokio se vio amplificada por el rápido ascenso los últimos días del yen, tradicional valor refugio en tiempos de crisis, un fenómeno que penaliza a los grandes exportadores nipones como Sony, Panasonic o Nintendo.