Uno de los paneles de Sorolla, que regresan ahora a Nueva York y que fueron expuestas en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. :: I. PÉREZ
Sociedad

Sorolla regresa a su casa neoyorquina

Los 14 paneles regionales del pintor vuelven a la Hispanic Society de Nueva York, tras una renovación que ha costado 3 millones

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Salieron de un espacio oscuro y cavernoso, para regresar a la luz. Los 14 célebres óleos dedicados por Joaquín Sorolla a otras tantas regiones españolas, que han recorrido España en olor de multitudes durante tres años, habitan de nuevo su hogar, en la Hispanic Society de Nueva York. A partir del 8 de mayo volverán a mostrarse al público, en una sala cuya minuciosa restauración ha costado 4 millones de dólares (3 millones de euros).

«Se hizo todo con intención de que el espíritu de la sala quedara igual», explicó la arquitecta María Romañach, directora del proyecto para renovar la sala donde los monumentales lienzos colgaban desde hacía 80 años. 'Visión de España', como se titulan colectivamente los 14 paneles, lucen ahora bajo un lucernario de cristal doble, iluminados por halógenos que realzan su textura minimizando el reflejo. «Hemos bajado también los óleos hasta un metro del suelo, para hacerlos más accesibles al espectador», añadió Romañach, y destacó también el color teja de los muros «que resalta aún más los cuadros», enmarcados en cerezo africano.

La eliminación de los altos armarios de madera que dificultaban la contemplación de la serie de óleos, y la instalación de un sofisticado sistema de climatización tras las telas completan la sala, construida en 1915. Ahora 'Visión de España' preside un espacio diáfano de 330 metros cuadrados, donde cuelgan los paneles, de 3,5 metros de altura y un total de 70 metros de ancho. Las figuras, de tamaño natural, que muestran lo más típico de las regiones españolas a comienzos del siglo XX, respiran vivas y pueden admirarse en todo su esplendor.

«Lo que se ve es la luz diferente en cada lugar, la luz como metáfora de cada región», comentó Marcus Burke, comisario de la Hispanic Society. «Son unas telas con una gran modernidad», continuó, al explicar el enorme esfuerzo del pintor, los miles de bocetos, acuarelas y dibujos que precedieron a la ejecución de los óleos, en su gran mayoría in situ. «Visión de España le costó la vida a mi bisabuelo», comentó Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del artista valenciano, líder por excelencia de los pintores de la luz.

Se cumple ahora un siglo del encuentro entre el fundador de la Hispanic Society, el mecenas e hispanista Archer Milton Huntington, y el pintor. Enamorado de su magistral pincel, un año más tarde Huntington le encargó el ambicioso proyecto de presentar en 14 paneles su particular idea de la España de su tiempo, un reto que el artista aceptó.

Entre 1912 y 1919, el pintor se dedicó en cuerpo y alma a los enormes lienzos, que captan con sutileza inigualable el carácter peculiar de cada esquina española. Desde los pescadores de Ayamonte con sus relucientes atunes, a los desfiles de las falleras valencianas y sus sensuales naranjas, pasando por la austeridad de los castellanos y las nieblas vascas, el variopinto espíritu de la península ibérica fue el regalo que Sorolla hizo a los neoyorquinos.