Opinion

Leer las etiquetas

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Lejías, ácidos, detergentes o plaguicidas son sólo algunos de los productos peligrosos que se pueden encontrar en cualquier hogar. Todos ellos suelen tener además de instrucciones que facilitan su uso adecuado, informaciones sobre los riesgos que conllevan. Sin embargo, una buena parte de los ciudadanos desconoce los símbolos o bien no los identifica claramente. Pero además de estos símbolos, los fabricantes deben incluir las frases obligatorias de advertencias de riesgo, tal como obliga la normativa. Las casas no son precisamente un oasis exento de riesgo para sus moradores. La mayoría de los accidentes que se producen diariamente tienen lugar en ellas y afecta fundamentalmente a los niños. Entre estos accidentes tienen una gran importancia los provocados por la utilización de productos domésticos peligrosos. El conocimiento y la precaución son, pues, armas importantes para evitar los riesgos que conlleva el uso de estos productos. Aunque en el etiquetado de los envases se incluyen las indicaciones de advertencia oportunas, no todo el mundo las conoce o identifica correctamente. Este es al menos el resultado de una encuesta realizada por la Confederación de Organizaciones Familiares de la Comunidad Europea (COFACE) en ocho países europeos. En España la encuesta la realizó la Federación de la Unión Cívica Nacional de las Comunidades y Amas de Hogar de España (UNAE). De los resultados de la misma destaca que aunque la mayoría de las personas consultadas ha estado en contacto con productos peligrosos e incluso un 8 por ciento declara haber sufrido algún accidente con ellos en los últimos cinco años, sólo el 3 por ciento de los encuestados conoce el significado de todos los símbolos de advertencia de peligro que figuran en el etiquetado de los productos. El símbolo menos conocido es el de los productos que pueden causar irritación. Este desconocimiento de las indicaciones de peligrosidad coincide con el hecho de que un tercio de las personas cree que las indicaciones de seguridad no permiten hacerse una idea real de los riesgos que entraña el uso de determinados productos y una cuarta parte opina que son difíciles de comprender. Pero, otra parte, casi la mitad considera que estas informaciones son fiables y que son incluso más eficaces que las que se refieren al modo de empleo del producto. Del estudio también destaca que la mayoría de la gente dice leer las etiquetas en el momento de la compra, pero no las lee cuando se va a utilizar el producto, que es cuando deben tomarse las precauciones fundamentales.

francisco arias.