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Increíble pacto menguante

Que se firme o no por los partidos es indiferente. Nada de esto va a tener un impacto significativo para salir de la crisis

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El increíble hombre menguante es una película de 1957 -de la que ahora se está rodando un 'remake' con Eddie Murphy- en la que el protagonista es víctima de un proceso químico que va reduciendo su tamaño hasta convertirlo en una miniatura del tipo de la sorpresa del roscón, de forma que su vida se convierte en una batalla de supervivencia primero contra el gato y luego contra una araña que, a su lado, es como un dinosaurio. Mientras llega el 'remake' nos podemos ir entreteniendo con el Increíble Pacto Menguante que el Gobierno propone a los partidos.

Se trata de 54 medidas distribuidas en 11 apartados. Muchas medidas, pueden pensar algunos. Sí, pero -como bien señalaba hace unos días Jordi Sevilla- la respuesta a la crisis no se puede abordar al peso. Porque, al igual que ha sucedido con los anteriores «paquetes anticrisis», nos encontramos ante un 'totum revolutum' de cosas muy dispares que trae a la cabeza el famoso texto borgiano ('El idioma analítico de John Wilkins') en el que se inventa una enciclopedia china que divide a los animales en «(a) pertenecientes al Emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (1) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas».

No más ordenado ni riguroso resulta el muestrario del Gobierno. En el capítulo de nimiedades las hay gloriosas: desarrollo de planes específicos para la internacionalización de empresas españolas en el África Occidental, cálculo por peso y no por bultos del exceso de equipaje o fijación de un tope máximo a los aranceles de los procuradores en los procedimientos concursales. Como se deduce fácilmente, medidas todas ellas clave para la recuperación económica y la vigorosa creación de empleo. Lo peor es que la mayor parte de lo que no son estrictamente nimiedades pertenecen al capítulo de 'Vuelva usted mañana', es decir, son meras ideas, proyectos indefinidos, creación de comisiones y subcomisiones. No hay prisa: las cosas de más sustancia se dejan para junio. Las verdaderamente importantes, ni eso: no se mencionan.

Que se firme o no por los partidos es estrictamente indiferente. Nada de esto va a tener un impacto significativo para salir de la crisis. Allá cada uno con sus cálculos políticos. Pero, más allá de ellos, ni la economía ni la sociedad aguantan con esta indecisión, esta incapacidad, y esta cortedad de miras. Seguimos perdiendo el tiempo. Y cada vez queda menos.