La actriz Concha Velasco, ante el féretro del fallecido Miguel Delibes en la capilla ardiente situada en el consistorio vallisoletano. :: G. VILLAMIL
Sociedad

Respetuoso y sentido adiós

Miles de personas desfilaron ante el féretro del magistral y popular escritor, despedido con espigas, rosas y lágrimas Valladolid homenajea a Miguel Delibes con gritos de «maestro, maestro»

VALLADOLID. Actualizado: Guardar
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Un rayo de respetuoso dolor atravesó a la cultura y las letras españolas este gris y brumoso viernes de marzo. Al alba nos dejaba para siempre Miguel Delibes, el alma del idioma castellano, su servidor más brillante durante el último medio siglo. Del Rey abajo, toda España se condolió por la pérdida del gran valedor y patriarca de nuestra lengua, pero también por la muerte de «una persona bondadosa y excepcional, y un ciudadano ejemplar», según muchos de quienes lo trataron. Sus restos reposarán para siempre al lado de los de su esposa a partir de hoy, en la misma ciudad en la que nació hace 89 años. Sus vecinos le despedían ayer al grito de «maestro, maestro» con ramos de rosas, manojos de espigas y algunas lágrimas.

Bajo un cielo plomizo y con agua nieve, a las puertas del domicilio de Delibes, en el número 10 de la calle Dos de mayo, se depositaron rosas y espigas de buena mañana. De allí partió el féretro con los restos mortales de Miguel Delibes Setién hacia el salón de recepciones del consistorio vallisoletano, donde llegaron poco después del mediodía a hombros de sus nietos. Centenares de pucelanos recibían con una cerrada ovación y al grito de «maestro, maestro» al que fue su vecino más querido. Por él, la capital castellana decretó luto oficial durante tres días.

El ataúd quedó rodeado en el noble salón por más de un centenar de coronas, incluidas las enviadas por los Reyes y los Príncipes de Asturias, instituciones como la RAE o el Ministerio de Cultura, y una que llamó la atención. La remitía Pacífico Pérez, el protagonista de 'La guerra de nuestros antepasados'. También otra con la leyenda «parte de lo que soy se lo debo a Delibes». Maceros y agentes municipales de gala mantuvieron la guardia de honor, con las banderas de España, Castilla y León y Valladolid fruncidas por crespones negros.

A los pies del féretro, un busto de bronce de Delibes obra de Belén González que se exhibe en el Teatro Calderón, junto a varios ramos de rosas rojas y un manojo de espigas. A la izquierda un retrato del autor, pintado por Álvaro Delgado en 1977, y que por primera vez salía de las Cortes de Castilla y León. A ambos lados del féretro, la extensa familia Delibes, los siete hijos del escritor y sus 18 nietos. Sólo faltaba Juan, que emprendió viaje desde Panamá donde le sorprendió la muerte de su padre. Recibieron las muestras de afecto y respeto del pueblo pucelano los demás hermanos: Miguel, Germán, Ángeles, Elisa, Adolfo y Camino.

En el vestíbulo, una gran mesa de condolencias con varios libros de firmas y ediciones de algunas de sus obras, como 'Los santos inocentes', 'La sombra del ciprés es alargada', 'El camino' o 'El hereje'. Antes de abrir la capilla, un pleno municipal extraordinario, aprobaba una declaración institucional de homenaje al escritor.

Hoy se celebra una misa funeral en la catedral metropolitana a al que probablemente acudirá algún miembro de la Casa Real. Después, los restos de Delibes serán incinerados y recibirán sepultura en el Panteón de Personajes Ilustres del cementerio del Carmen de Valladolid. Allí se trasladarán también los restos su mujer, Ángeles de Castro, a quien dedicó la novela 'Señora de rojo sobre fondo gris' y cuya muerte en 1974 sumió a Delibes en una profunda depresión. En este mismo pabellón reposan los restos de personalidades como José Zorrilla, Rosa Chacel o el bailarín Vicente Escudero. La familia Delibes ha expresado su deseo de que la inhumación tenga carácter íntimo.

Marea humana

Por la capilla ardiente, abierta hasta bien entrada la noche, pasó una marea de ciudadanos anónimos -entre 15 y 20.000 según el consistorio-, amigos de la familia y colegas de la palabra y la academia que expresaron personalmente sus condolencias a hijos y nietos y dieron el último adiós al maestro. Desfilaron autoridades, políticos, escritores, artistas y diversas personalidades como el vicedirector de la RAE, José Antonio Pascual, las actrices Lola Herrera y Concha Velasco, el actor Carlos Galiana, los folcloristas Joaquín Díaz y Amancio Prada, la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, el escritor Gustavo Martín Garzo, el biógrafo del literato, Ramón García, los políticos populares Juan Vicente Herrera, Juan José Lucas y Soraya Sáenz de Santamaría -muy afectada-, el socialista Óscar López o la ministra Ángeles González Sinde.

José Antonio Pascual antepuso el perfil de «ciudadano ejemplar» de Delibes al de escritor y académico. «Ha siso un modelo para todos y un ecologista antes de que conociéramos esa palabra. Ya en 1975 nos dijo en su discurso de ingreso en la RAE que si queríamos sobrevivir debíamos cuidar la naturaleza», recordó el académico.

Un perfil ajeno a la vanidad y próximo al compromiso con los demás que también destacaron Lola Herrera y Concha Velasco. «Era discreto, socarrón, sencillo y sincero; no conocía la vanidad y me dio una luz que fue un regalo para mi vida que no le podré devolver aunque viviera otras vidas» dijo ante su ataúd una emocionada Lola Herrera, que encarnó en el teatro y el cine a Carmen, la viuda de 'Cinco horas con Mario'.

Fue Adolfo Delibes, uno de los siete hijos del escritor, quien agradeció las palabras de ánimo de todos los vallisoletanos. «Era el final menos malo que podía darse. Nuestro padre ha muerto tranquilo, en casa, rodeado de seis de sus hijos y todos sus nietos» explicó. Expresó el agradecimiento de toda la familia al constatar «que era un hombre muy querido, no sólo por su vertiente literaria, también por ser un hombre de bien». «Antes de morir dijo que le gustaría ser recordado como una buena persona y así le recuerdan, como un hombre bueno, generoso y solidario». Germán Delibes, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Valladolid, expresó también «la satisfacción de la familia» porque el tránsito final de su padre hubiera sido «bastante corto y dulce».

Condolencia

En el pleno municipal extraordinario se dio cuenta de los más de cien telegramas recibidos, entre ellos los de los Reyes y los Príncipes de Asturias. La Corona lamentó «profundamente el fallecimiento de nuestro querido don Miguel Delibes». «En estos momentos de dolor nos sentimos muy cerca de la familia a la que trasladamos todo nuestro cariño y estima», decía el texto. Un dolor que es «signo de nuestra amistad y afecto sincero que nos unió a él».

Los Reyes destacaron también «el compromiso, vital, profundo y constante con la lengua castellana como escritor, académico y periodista». «Nunca olvidaremos sus extraordinarias cualidades humanas e intelectuales, ligadas a lo más íntimo y auténtico de ser y de España» concluye la misiva de los Reyes.

También el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dirigió un telegrama de pésame a los deudos del escritor en el que destacó como Delibes «ha sido uno de los grandes» al que definió como «la voz austera de un país sumido en el silencio» que alcanzó «la más alta cima de la literatura española». Citó Zapatero 'Señora de rojo con fondo gris' para sostener que, con la misma pena que rezuma el libro, «el corazón de los españoles lamenta la desaparición de Miguel Delibes». «Ha sido uno de los grandes, más allá del prestigio de los premios recibidos o de su labor como académico desde el inicio de nuestra reciente historia democrática, y sin abandonar jamás el compromiso con la palabra precisa, que emana del respeto a la naturaleza y a los seres humanos».