Los Santos han denunciado estos supuestos incumplimientos. :: L. V.
CÁDIZ

Se quedan con la copla

Los novatos en estos casos, como Los Santos, se limitan a la denuncia pública, pero veteranos como El Yuyu recurren incluso a la vía judicial Las agrupaciones toman medidas ante los empresarios que, según denuncian, incumplen sus contratos

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Durante muchos años los carnavaleros arrastraron la fama de informales. Ahora que la fiesta adquiere seriedad, son ellos los que, según denuncian, sufren dichos prejuicios, por los incumplimientos de los empresarios de muchos locales donde les habían contratado. Ante la cada vez «más generalizada» conducta, las agrupaciones están tomando medidas, desde la simple denuncia pública hasta los tribunales.

La comparsa de Los Santos no había sufrido estos «desmanes» hasta hace poco. Hoy mismo actuaban en La Línea. «Nos hemos enterado por boca de la gente de que se ha suspendido, pero a nosotros no nos habían dicho nada», explica Octavio Linares, su representante.

Ante la imposibilidad de dar con el organizador, gerente de un restaurante, pensó en otra estrategia. Como cuenta, le llamó al teléfono que había habilitado para las entradas, y le preguntó, como un aficionado, por qué se había cancelado la cita «Les ha salido una cosa mejor», escuchó al otro lado... Después le confesó que había tenido una actuación de El Selu que resultó deficitaria.

El cuartetero Manuel Jesús Morera tiene clavada una espina en El Puerto. «Fue una discoteca, que nos hizo el contrato hace tiempo, y a día de hoy no tenemos la más mínima noticia», explica. Al parecer, el responsable le dijo que le envió el aviso de la suspensión a su correo electrónico. y ni tenía su dirección, denuncia. Aquello se acordó de palabra. Quizás se deba a sortear la fama de 'peseteros' que a veces se les cuelga a los carnavaleros: «Si pones muchas exigencias luego te tachan de lo que no eres», se resigna. Aunque lanza un mensaje a ciertos empresarios 'piratas': «Algunos se están acostumbrando a organizar sin riesgo: si ganan, ganan ellos; y si pierden, perdemos nosotros».

Morera es autocrítico: «Yo entono el 'mea culpa'; tenemos que exigirnos unidad entre nosotros, porque o nos unimos o al final nos van a dar 'coba' toda la vida». Con tanto escarmiento ha aprendido: «A partir de ahí empezamos a pedir la cuantía por adelantado y con contrato, que para algo facturamos».

Es algo en lo que coincide con José Guerrero, El Yuyu. El chirigotero es la referencia para el resto. Es el que ha llegado más lejos, ya que plantea actuaciones judiciales contra una sala de Sevilla. A partir de ese traspiés, tomó medidas: «Yo el consejo que puedo dar es que pidan que por adelantado le ingresen dinero en su cuenta, o por lo menos que les den el talón firmado antes de subir al escenario».

El caso más sangrante que ha vivido es el del Ayuntamiento malagueño de Manilva, que, como denuncian, todavía les debe 3.000 euros desde 2007. La chirigota se constituyó como comunidad de bienes, lo que sin embargo le ha traído otras cargas en este caso: «De esos 3.000 euros, entre que hemos tenido que pagar el IRPF, el IVA y el autobús en su día, ya hemos perdido unos 1.000». La situación es cada vez más generalizada. Ante tal panorama, Yuyu sugiere a la Asociación de Autores (de la que, por cierto, no es miembro), que ponga en marcha un gabinete jurídico para defender estos pleitos, que de caso singular han pasado a desgraciada norma.