El vicesecretario general, Luis Pizarro, saluda a sus compañeros durante la inauguración del congreso extraordinario. :: EFE
ANDALUCÍA

El principio del final o el final del principio

El partido fía su representación a la pujanza de Aído y lucha para evitar la reducción de integrantes de la nueva Ejecutiva El PSOE gaditano asume su pérdida de peso político en la nueva estructura regional

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«El peso político de Cádiz en el PSOE andaluz ha sido excesivo». La idea, repetida ayer hasta la saciedad en el Palacio de Exposiciones y Congresos, desde el primer café matinal hasta el último, más allá del anochecer, ha calado tanto que la repetían, como si la compartieran, los propios integrantes de la delegación provincial. El hecho de darle eco es la confirmación de que toca pasar página. Otras provincias recordaban ayer hasta la saciedad que «toca pasar página, cambiar de etapa, Cádiz tiene que dejar paso». Aunque fuera con tono tristón de adiós y relevo, los dirigentes gaditanos aún conservaron la capacidad de estar, constantemente, en todos los debates, en las decisiones y, sobre todo, en los discursos.

Alfonso Perales, uno de los primeros y más brillantes representantes de ese protagonismo político, fue recordado por José Blanco. El heredero de su influencia, Luis Pizarro, también alcalaíno, tuvo un papel estelar en un congreso planteado como plataforma para la renovación y le distinguió con guiños constantes. Desde el aplauso inicial, hasta el discurso de Chaves. El ex presidente de la Junta, en su discurso de despedida tras 16 años al frente del partido en Andalucía, sólo mencionó a dos personas a la hora de los agradecimientos. Felipe González y Pizarro. A ese nivel le colocó el que ha sido líder omnipresente de los socialistas andaluces desde que tienen memoria un tercio de los habitantes de la comunidad autónoma. Blanco, diez horas después de la primera ovación, volvió a rendir tributo al actual consejero de Gobernación.

Chaves, Blanco, González Cabaña... Todos forzaron la comparación o la mención a sabiendas de que Pizarro ha quedado señalado como el gran damnificado político de la última edición de la renovación socialista, la encabezada por Pepe Griñán.

Además de nombres, «la innovación, el nuevo liderazgo, el concurso de los mejores» que reclamó en su discurso el nuevo secretario general del PSOE regional también supone un reequilibrio territorial de fuerzas. Ese nuevo mapa andaluz recortará buena parte de la presencia de socialistas gaditanos en la Ejecutiva. Uno de los máximos dirigentes del partido en la provincia admitía que durante la noche del viernes «habría pelea» para conseguir que el número de integrantes de ese equipo directivo «no se reduzca a la mitad». La batalla por la cantidad de miembros de la Ejecutiva no es baladí. Si queda en una docena de dirigentes, frente a los 22 actuales, el volumen del descenso del peso político gaditano puede ser «tremendo». «Vamos a dar batalla, hemos trabajado mucho, le hemos dado mucho al partido en Andalucía» , reclamaba ese sector de afines a Pizarro.

Rejuvenecimiento

A falta de cuantificar ese descenso, el único nombre de militante gaditano que se daba como seguro en el nuevo equipo dirigente es el de Bibiana Aído. La ministra de Igualdad, de Alcalá de los Gazules, como si fuera un puente entre la página anterior y la nueva del PSOE andaluz, formaría parte como vocal. Sólo Gabriel Alconchel (director general de Juventud en el Gobierno y mano derecha de Aído), era el otro nombre gaditano al que se le daban opciones, y escasas, durante la tarde.

Eso sí, todo el congreso se vivió en clave de cambios de gobierno. Los comentarios sobre relevos y agrupamientos en las consejerías se solapaban con las quinielas que trataban de adelantar la Ejecutiva Regional. En esa mezcla, el estrellato provincial era para Pilar Sánchez, no faltaba quién la señalaba como posible consejera a partir de la semana que viene.

Los más reacios a ese recorte de presencia de las agrupaciones gaditanas en la dirección del PSOE andaluza, los más descreídos ante los posibles cambios en el organigrama de las consejerías, incluso empezaban a tirar con bala para adelantar los argumentos que pueden utilizar en los próximos meses contra Griñán si no es capaz de cerrar fisuras: «Si un secretario general de 61 años se rodea de jovencitos... A ver si van a pensar algo raro. A ver si sólo quiere el rejuvenecimiento para los demás». La separación que el nuevo líder quiere aplicar entre cargos institucionales y orgánicos también puede ser otro de los argumentos que le lancen los más descontentos.

Esos resquemores pueden convertirse en batallas abiertas durante los próximos meses o quedar en simples chascarrillos de pasillos durante un congreso. El tiempo lo dirá.

La delegación gaditana vivió la primera jornada dividida en dos: los que miraban hacia atrás en busca de agradecimiento, con melancolía, para despedir una etapa y los que vivían la cita como el inicio de una nueva etapa en la que mujeres, jóvenes y socialistas críticos tengan una oportunidad. Final o principio. Cuestión de perspectiva. En cualquier caso, nunca será lo mismo. Sobre todo, para los socialistas gaditanos.