PAN PARA HOY

La horma

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Hay una práctica que se está poniendo de moda, en estos tiempos de rabia y rosas, que me tiene algo preocupado. Se trata del lanzamiento de zapato a la cabeza del político de turno. El primero en probar ser diana humana de las iras fue el ex presidente de los Estados Unidos, el señor Bush, que tuvo que esquivar un par de zapatos de horma iraquí durante el transcurso de una rueda de prensa en diciembre de 2008. Hace dos días, el primer ministro turco, Recip Tayyip Erdogan, comprobó en sus morros el 'color especial de Sevilla', gracias a un zapatazo de horma kurda que fue a parar a su cara sin permiso previo. Yo creo que es saludable que los ciudadanos tengan, por ejemplo, una pregunta para lanzársela a los políticos, en programas como 'Tengo una pregunta para usted'. Lo que no me parece bien es que, ahora, la pregunta se transforme en un zapato arrojadizo: «Tengo un zapato para usted, o un par». Más que nada, porque la moda del zapatazo volador puede salirse del marco estrictamente político y extenderse a otros ámbitos de la sociedad. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los ciudadanos vamos 'armados' con dos zapatos y cualquier diferencia de criterio se podría convertir en una batalla campal. Además, dependiendo de la climatología y la estación del año en la que estemos, podríamos encontrarnos con artillería pesada, como con una bota de montaña de dos kilos y diez hebillas acercándose a nuestra cara por el aire. O armas más sofisticadas, como un zapato de tacón de aguja acabado en punta de acero aproximándose como una daga de película de chinos enfadados. Puestos a elegir la circunstancia del hipotético zapatazo que me pueda tocar recibir, elijo el verano playero y la munición, la chancla ligera. Así que ya saben, si se encuentra a un viandante a punto de descalzarse, delante de sus narices, no descarten la posibilidad de tener que esquivar un par de mocasines. Pasen buen día.