CÁDIZ

El obispo llama a celebrar la Cuaresma escuchando a Dios

Urge a la fidelidad a su palabra e invita a todos los fieles a responder a la voluntad amorosa del Señor

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Un año más, el obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Antonio Ceballos, en su tradicional carta pastoral, llama a celebrar la Santa Cuaresma, escuchando la poderosa llamada de Dios que urge de nuevo a la necesidad de invitar a todos los presbíteros, religiosos, religiosas, diáconos, seminaristas, laicos, personas consagradas, vírgenes consagradas y monjas de clausura, para que juntos «respondan a la voluntad amorosa del Señor, que quiere purificar el rostro de la Iglesia y convertirla en instrumento más dócil y eficaz de su solicitud para todos los hombres». En este sentido, añade que la Cuaresma es un tiempo especial de gracia en el que Dios llama a todo su pueblo para que se deje purificar y santificar por su Salvador y Señor.

El Año Sacerdotal, en palabras del Papa Benedicto XVI, comporta un compromiso de «renovación interior de todos los sacerdotes», o lo que es lo mismo una llamada profunda a la conversión, una conversión sincera que no puede reducirse a un episodio pasajero, no es una torrentera que pasa; debe ser una renovación interior, que es lo que pide el Papa Benedicto XVI».

Por otra parte, el máximo responsable de la diócesis de Cádiz y Ceuta señala que «la unción y la misión del espíritu abarcan todo el ser, toda la vida y la acción apostólica de Jesús. Él fue concebido, por obra del Espíritu Santo, de Santa María Virgen y en ese misterio de la encarnación han visto los Santos Padres la acción de su humanidad por el Espíritu. Además añade que «la primera actividad del espíritu en el corazón de los discípulos es ayudar a comprender, hacer que descubramos con fuerza la verdad de Dios, de Jesucristo, del mundo de la gracia y de la comunión. En este sentido, «la segunda actividad del Espíritu Santo en nosotros tiene que ser el amor de Dios y de la cosas diversas. Hoy, en nuestro mundo religioso, hablamos poco del amor de Dios. Tenemos a veces mucha preocupación por inculcar a la gente el amor al prójimo, el servicio a los demás. Pero hablamos demasiado poco de Dios y casi nada del necesario amor de Dios, de fijar nuestro corazón en Él para vivir en la verdad y situar nuestra voluntad desde el principio en las raíces del bien y de la felicidad». Respecto a los preparativos de esta período sostiene que «la Cuaresma es preparación para celebrar la Pascua del Señor. Esta celebración supone certeza, seguridad, complacencia, amor y esperanza de la resurrección».

Fuente de comunión

El Espíritu Santo es «la fuente profunda de la comunión. Comunión de Cristo con el Padre, con los discípulos de Cristo, de los discípulos entre sí. Trabajar por la Iglesia y por el Reino es trabajar en favor de la comunión integral, de la comunión interior y exterior. La comunión es don que hay que pedir y tarea que hay que desarrollar a lo largo de nuestra vida».

«La vuelta a Dios, el acercamiento a la esperanza de la Resurrección y de la vida eterna, la comunión eclesial y fraterna tienen que vivirse en el ejercicio de la caridad, en una solícita atención y en un servicio afectivo a las necesidades de los pobres, de quienes viven en dificultad por la enfermedad, por la edad, por las carencias o las deficiencias de cualquier género».

Finalmente, Ceballos matiza: «si vivimos de verdad la Cuaresma fácilmente sabremos transmitir a los demás el mensaje de este tiempo de gracia y de renovación. Si no lo vivimos personalmente difícilmente podremos fingirlo por mucho tiempo».

Destaca que «siguiendo el esquema del evangelio y de la liturgia del Miércoles de Ceniza que celebramos el inicio de la Cuaresma, os sugiero como resumen de carta pastoral, algunas propuestas: con la limosna entregamos lo que se debe al que no tiene. Nuestra solidaridad durante cada día de este tiempo se podría concretar, como ya se hace en muchas comunidades, depositando en una hucha familiar aquello que después vamos a entregar a Cáritas el día del Jueves Santo.