Una vecina de San Fernando es intervenida tras caerse en la zona de la Magdalena

«La zona de la Magdalena está bastante dejada y, por lo tanto, en mal estado. Cualquiera puede tropezar y desgraciadamente le tocó a mi madre con secuelas que seguramente le queden de por vida», cuenta Alejandro, hijo de Ana, vecina de San Fernando que actualmente se recupera en el Hospital HLA Jerez Puerta del Sur después de haber sido intervenida. La isleña, de 61 años, sufrió una aparatosa caía debido a las irregularidades que presenta el firme de la Avenida San Juan Bosco, concretamente en la zona de la Piscina Cubierta La Magdalena. Como consecuencia del impacto, Ana ha sufrido una rotura en dos partes de la cabeza del húmero y ha necesitado una operación quirúrgica que se realizó el pasado lunes. Aunque la familia de Ana trata de ser optimista afirmando que la operación «ha sido un éxito» ya que no ha necesitado una prótesis, admiten la gravedad de la intervención: «ha necesitado 25 puntos de sutura y los médicos han tenido que colocar una placa metálica para arreglar el destrozo que tenía», cuentan.

La zona de la Magdalena presenta ciertos daños en el suelo como consecuencia del paso del tiempo y de las raíces de los árboles. Las mayores irregularidades se pueden encontrar frente a la piscina . En una parcela de menos de 10 metros cuadrados se contabilizan más de una decena de baldosas levantadas y agrietadas. Estas grietas han provocado elevaciones que dificultan el paso de los transeúntes y ocasionan incidentes como el sucedido a Ana . En días de lluvia, la parte central que guía al caminante a la entrada principal a la piscina se inunda fruto de la mala canalización del agua que queda encharcada entre los huecos de las baldosas. Se da la circunstancia de que la zona de la Magdalena es un enclave de tránsito para llegar hasta el Sendero del Carrascón y la Avenida Ronda del Estero, lugares especialmente concurridos desde que se permite la práctica de actividad física en vías públicas. Esta afluencia de deportistas y viandantes aumentan las posibilidades de que se produzcan nuevos accidentes en la Magdalena, «no me sorprendería que más personas sufran algo parecido a mi madre y eso me daría mucha pena», dice Alejandro.

«El traumatólogo le dijo que ya ese brazo nunca va a ser como antes, va a perder mucha movilidad y eso es lo que más nos inquieta» , lamenta Alejandro. Ana, para recuperarse de la intervención, «va a necesitar muchísima rehabilitación» que va a tener que costear ella misma. Alejandro quisiera ponerse en contacto con dos ciudadanos que se ofrecieron desinteresadamente para asistir a su madre cuando se encontraba herida: «ella me contó que la auxilió una chica y un chico que incluso la llevó en su coche a su casa y ya después le trasladó mi padre al centro médico», cuenta. Respecto a las personas que presenciaron el incidente, Alejandro –además de agradecer su gesto voluntario– los considera imprescindibles para proceder a tramitar la denuncia. «Yo supongo que quizás no quieren verse envueltos en esta situación de tener que declarar y demás índole, que son cosas que no agradan a nadie, pero sin ellos quizás no acepten el trámite», opina Alejandro. Encuentren o no a estos testigos, los familiares están dispuestos a poner una denuncia debido «al mal estado» del firme «para que esto no le pase a nadie más» también para que «el dinero que se tenga que gastar mi madre en buenos rehabilitadores no salga de su bolsillo», explica Alejandro.