Cesc se lamenta tras errar una ocasión. / Efe
FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

El Barça choca contra Osasuna

Los azulgrana dejan escapar los primeros dos puntos de la temporada y dicen adiós al récord

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Fue un querer y no poder. Un continuo asedio, aunque sin llegar a crear peligro extremo. El Barça dominó este sábado el partido de cabo a rabo en Pamplona, lo intentó de todas las maneras, por dentro, por fuera, desde lejos o a balón parado, pero no supo cómo ganar a Osasuna. Los hombres de Tata Martino remataron hasta doce veces sobre la meta de Andrés Fernández, pero sólo en una ocasión lo hicieron con peligro real: fue Cesc a la hora del encuentro y su derechazo se fue alto. Aparte de eso, muchas llegadas, aunque la mayoría acababan igual: o se chocaban con el frontón navarro o el disparo no conseguía ni inquietar al portero rojillo.

El Barça controló todo el encuentro, pero por primera vez en lo que llevamos de campeonato dejó escapar dos puntos. Cuando acariciaba el récord del Real Madrid de Miguel Muñoz, el Barcelona firmó un empate en El Sadar que aprieta el campeonato y equilibra el clásico de la semana que viene. Los de Martino querían ganar en Pamplona para tener la posibilidad de asestar un golpe mortal a la Liga ante el Real Madrid. Pero no fueron capaces. El nueve de nueve tendrá que esperar para otra temporada y ahora el derbi ante el Real Madrid adquiere otra dimensión, ya que los blancos incluso tendrán la oportunidad de dar caza a los blaugranas en la clasificación.

El Barça suele sufrir en los partidos que se juegan después de los parones por las selecciones y el de Pamplona no fue una excepción. De cara a las dos grandes etapas pirenaicas de esta semana (Milán y Real Madrid), el de Rosario se la jugó poniendo sobre el tapete un equipo de menor enjundia (Piqué y Alves no viajaron) y Messi arrancó el choque en el banquillo. La apuesta le salió mal. Con Neymar, Pedro y Cesc en punta, y Xavi, Iniesta y Busquets en la medular, los azulgrana hicieron un buen partido en Pamplona, pero les faltaron chispa, acierto, brillantez y no abusar tanto de las entradas por el centro. Y sobre todo, echaron en falta que alguna de las cinco llegadas que tuvo Montoya a la línea de fondo hubiera podido acabar en pase de la muerte. Montoya no acertó con el último toque y buena parte de las llegadas blaugranas resultaron estériles. Parecía que llegaban, pero simplemente rondaban la meta de Andrés.

Infructuoso fue también el gran partido que hizo Neymar, que lo intentó de todas las maneras, formas y colores, pero por fin empezó a descubrir la diferencia que hay entre los campeonatos brasileño y español. Cuando Neymar aterrizó en verano al Barça no conocía nuestra Liga. Seguro que soñaba con jugar en el Camp Nou, en el Bernabéu o en los campos de la ‘Champions’, pero nadie le explicó que el día a día de la liga consiste en jugar en estadios con mucho menos glamour en los que te cosen a patadas y encima el árbitro no cobra ninguna de ellas.

El Sadar es uno de esos campos y Neymar comienza a tomar conciencia de las dificultades del campeonato español, en el que no basta con saber hacer filigranas. El brasileño, en cualquier caso, firmó un gran encuentro y demostró que con él el equipo está capacitado para jugar sin Messi. Aunque por supuesto no es lo mismo. El argentino salió cuando quedaban 22 minutos y todo hacía pensar que podía revolucionar el partido. No fue así. Osasuna estaba muy fuerte atrás, los azulgrana se empeñaban en perforar la defensa rojilla por el centro, el estrecho campo de El Sadar no se estiraba con los extremos catalanes y el cero a cero acabó siendo inevitable para los de Martino. El Barça, aun así, se llevó una gran noticia de tierras navarras. Puyol, el gran capitán, reapareció siete meses después, y jugó los 90 minutos. Martino ya tiene el fichaje del central que pedía.