El escritor José Luis Sampedro, tras recibir la Orden de las Artes. / Foto: Efe | Vídeo: Atlas
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El eterno aprendiz de sí mismo

Economista, escritor, exsenador y académico, José Luis Sampedro siempre apostó por "un desarrollo que en vez de buscar más, buscara ser mejores"

MADRID Actualizado: Guardar
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En una de sus últimas apariciones públicas, él mismo se definió como "un aprendiz de sí mismo". Fue el 9 de marzo de 2011, año en el que también recibió el Premio Nacional de las Letras, que le avala como uno de los más importantes escitores de la lengua castellana. El ministerio de Cultura premiaba la labor del humanista José Luis Sampedro condecorándole con la Orden de las Artes y las Letras de España. Las palabras que pronunció en esa ceremonia de entrega resultan hoy premonitorias: "Para mí es un poco el final y agradezco que todo haya sido tan hermoso. Lo he hecho lo mejor que he podido. Pienso vivir lo mejor posible, y morir como un acto vital".

En el discurso que pronunció aquel día, hace ahora exactamente dos años, censuró una vez más el sistema económico mundial: "He resultado ser un disidente, no he compartido las doctrinas oficiales. Estas cosas que ocurren me sitúan fuera de la corriente general, junto a otros que piensan como yo y que aspiran a otro tipo de desarrollo". Según el académico, habría que apostar por "un desarrollo que en vez de buscar más, buscara ser mejores". "Es asombroso que la Humanidad todavía no sepa vivir en paz, que palabras como 'competitividad' sean las que mandan frente a palabras como 'convivencia", señaló.

Economista, escritor, catedrático de Estructura Económica, exsenador y miembro de la RAE desde 1990, Sampedro desarrolló una intensa labor como profesor, novelista y humanista, que lo sitúan como uno de los más importantes escritores vivos en lengua española, así como una referencia intelectual y moral en la España de la segunda mitad del siglo XX. El novelista y ensayista nació en Barcelona el 1 de febrero de 1917 y, con sólo un año, se trasladó junto a sus padres a la ciudad portuaria de Tánger (Marruecos), donde permaneció hasta los 13 años, cuando estaba administrada por varios países europeos.

Polifacético en su vida profesional y literaria, concilió el desempeño de altos cargos administrativos y académicos con una reconocida producción literaria. En todas estas facetas alcanzó la aceptación del público y el reconocimiento y respeto de la crítica. Su pensamiento económico se proyectó sobre la naturaleza social de la actividad económica y sus efectos sobre la realidad social en que se desarrollan. En este sentido, abogó por una economía más humana y solidaria, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos.

Antes de la Guerra Civil, logró una plaza como funcionario de aduanas en Santander y, ya en 1940, pidió el traslado a la capital, donde se casó con Isabel Pellicer y comenzó la carrera de Ciencias Económicas, licenciándose en 1947 con Premio Extraordinario. Durante esta época, escribió sus dos primeras novelas, 'La estatua de Adolfo Espejo' (1939) y 'La sombra de los días' (1947), que no vieron la luz hasta los años noventa. Asimismo, el autor publicó su primera obra de teatro, 'La paloma de cartón', en el año 1948. En 1948, comenzó a trabajar en el Servicio de Estudios del Banco Exterior de España y, durante esta etapa, compaginó su labor con su faceta como profesor en la Universidad de Madrid. Tres años más tarde, se convirtió en asesor en el Ministerio de Comercio.

Sus primeros pasos literarios

Ya en 1955, accedió a la cátedra de Estructura Económica de la Universidad de Madrid, donde permaneció hasta 1969, y regresó al Banco Exterior. Durante estos años, escribió su segunda obra de teatro, 'Un sitio para vivir' (1955), y diversos libros de carácter económico. Por aquel entonces, el autor de 'El río que nos lleva' (1961) sus artículos y obras de carácter económico ya denunciaban los excesos del capitalismo, que, según Sampedro, ha entrado en barrena y sólo se detendrá cuando se tope con el suelo, cuando llegue la "catástrofe".

Tras su jubilación, Sampedro se dedicó a su principal pasión, la escritura, y durante esta etapa publicó, entre otras obras, 'La sonrisa etrusca' (1985), 'La vieja sirena' y 'El amante lesbiano' (2000), con las que obtuvo el reconocimiento de crítica y público. A lo largo de su carrera, el autor ha recibido diversos galardones y menciones, entre los que figuran el 'Premio Internacional Menéndez Pelayo' (2010), por su carácter humanista y polifacético, y la distinción como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Sevilla. Entre sus obras económicas figuran 'Principios prácticos de localización industrial' (1957), 'Las fuerzas de nuestro tiempo' (1967), 'Conciencia del subdesarrollo' (1973), 'Inflación: una versión completa' (1976), 'El mercado y la globalización' (2002).

En el plano personal, enviudó de su primera mujer y en 1994 contrajo matrimonio con la también escritora y poetisa Olga Lucas, con la que compartió hasta el último día su pasión por las letras.