la carrera hacia la casa blanca

Romney, de tropiezo en tropiezo

Las pifias del candidato republicano lastran sus intentos de acortar distancias con Obama

MADRID Actualizado: Guardar
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El que a una broma tonta como la que quiso hacer Romney, al quejarse de que las ventanillas de avión no se puedan abrir como las de un coche, se le llegara a dar alguna verosimilitud y se expandiera como la pólvora por las redes sociales ilustra la imagen de metepatas que empieza a acompañar al candidato republicano. A poco más de cinco semanas de las elecciones presidenciales y con los sondeos marcando una ligera ventaja de Barack Obama, las pifias del aspirante comienzan a extender el desasosiego entre sus filas.

Primero fueron las críticas a la política exterior del presidente con ocasión del asalto de la misión diplomática en Libia, en el que murieron el embajador Chris Stevens y otros tres norteamericanos. En contraste con otros responsables republicanos, Romney se quedó prácticamente solo en sus descalificaciones de la Casa Blanca, rompiendo la tradicional unidad nacional ante agresiones o atentados en el exterior. El ataque político con marcado significado electoral, en vez de limitarse a manifestar su pesar por la pérdida de vidas de los compatriotas y respaldar una respuesta del Gobierno, no pasó desapercibido.

Más grave, sin embargo, fue la 'pillada' que sufrió al ser grabado en secreto haciendo comentarios despectivos hacia el 47% de los votantes a los que consideró votos 'comprados' por las subvenciones del Gobierno. Su rechazo a ocuparse de esas personas, que no pagan impuestos porque están por debajo de la línea de la pobreza o dependen de los programas de ayuda del Estado, volvió a remarcar su imagen de rico privilegiado poco interesado en los problemas de la calle.

Finalmente esta semana, Romney volvía a dar muestras de su bisoñez en política exterior en una intervención en la Iniciativa Global Clinton, un foro que dirige el expresidente. El candidato republicano aportó su novedosa visión de las relaciones internacionales al proponer la libre empresa como la gran solución al extremismo y los conflictos abiertos en el mundo, incluida la situación en los países árabes. Un programa para eliminar las barreras comerciales e impulsar la actividad empresarial privada que conllevaría la ayuda al desarrollo de EE UU. También habló de crear 'una zona económica Reagan' a la que se unirían los países que desearan compartir los principios de libre mercado, respeto a la ley y democracia. Un ungüento amarillo para los problemas del mundo que no causó mucho impacto en el auditorio ni en los medios.

A falta de acierto en asuntos terrenales, Romney no ha dudado de meter en campaña a Dios y contar con su favor para convertirse en presidente. Según declaró el Virginia el pasado día 8, Estados Unidos necesita un presidente que "se comprometa con la nación bajo un Dios que reconoce que nosotros, el pueblo estadounidense, hemos recibido nuestros derechos no por el Gobierno sino por el propio Dios". Para que no hubiera dudas el acto contó con la participación del iluminado telepredicador Pat Robertson, quien se ha mostrado a favor de asesinar a Hugo Chávez y que atribuyó el terremoto de Haití a un pacto de sus habitantes con el diablo.

Con poco más de cinco semanas para la cita con las urnas, la ventaja del presidente en los sondeos es muy corta y nada está decidido. El balance de Obama no es demasiado brillante y Romney puede ser mejor candidato de lo demostrado hasta ahora, pero las dudas y la inquietud dominan el campo republicano mientras los demócratas no quieren caer en un precipitado triunfalismo. Una diferencia que dice mucho de cómo está la campaña, al menos de momento.