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Los castigos de 'Mou'

El técnico que se ha enfrentado a los pesos pesados del Real Madrid acusa a la prensa de inventarse la división del vestuario

MADRID Actualizado: Guardar
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«Los que intentaron provocar divisiones y crear conflictos son los mismos que ahora escriben que el Madrid va a ser campeón y que el Barça no tiene opciones de remontar», sentenció José Mourinho el día después de que su equipo se distanciase siete puntos del azulgrana y diese otro importante paso hacia el título de Liga, el objetivo prioritario del técnico en su segunda temporada. El entrenador portugués ha vuelto a arremeter contra la prensa, a la que acusa de haber provocado un cisma en el vestuario del Real Madrid y de ser ventajista, aunque él, con su planteamiento ultradefensivo en la ida de cuartos de final de Copa y el diferente trato de favor hacia unos y otros, se ha encargado de ampliar la brecha entre los jugadores con quienes comparte representante y el grupo de españoles.

«Los medios que hablan de diferencias en el vestuario son los mismos que al primer empate o derrota dirán que el Madrid está en crisis y después tratarán de minar el equilibrio del club», apuntó ‘Mou’ en declaraciones a la agencia Lusa, tras haberse denunciado el enfrentamiento que mantuvieron en Valdebebas Sergio Ramos y Casillas con el técnico portugués. Ese ha sido hasta el momento el último capítulo de una serie de ‘batallas’ entre el entrenador y parte de su plantilla desde que llegó al Real Madrid, donde Mourinho dispone de pleno poder deportivo y no está dispuesto a aceptar injerencias desde la cúpula, como demostró al alinear a Pepe en el Camp Nou, pese a que Florentino Pérez y sus directivos hubiesen preferido que el jugador portugués no disputase la vuelta copera. Los rebeldes, sin embargo, suelen recibir un castigo.

O conmigo o contra mí. Desde su llegada en 2010, Mourinho ha defendido a los ‘suyos’ y ha dejado claro a los futbolistas contrarios a su filosofía que no caben en su proyecto. Desde Pedro León, hasta su ‘niño mimado’, Cristiano Ronaldo, han sido objeto de la ‘dictadura’ del portugués. Y no solo los jugadores han sido víctimas de Mourinho. Jorge Valdano salió por la puerta de atrás del club blanco por no ser afín a las ideas del técnico y enfrentarse a él. Valdano recriminó la pasada temporada a Pepe que se enganchase con Soldado tras un partido contra el Valencia y cuando el exdirigente salió del vestuario blanco, Mourinho garantizó a sus futbolistas que ya no volvería a entrar en el caseta. El portugués pidió a Florentino que echase a Valdano, y ‘Mou’ ganó por fin su guerra con el hispano-argentino.

Sergio Ramos y Benzema llegaron a criticar públicamente el sistema de Mourinho tras el 1-2 de la Copa en el Bernabéu y evidenciaron así las diferencias entrenador-vestuario. Una vez desvelada la discusión de Valdebebas, el Real Madrid utilizó a Casillas y Ramos, los dos primeros capitanes, para escenificar el máximo apoyo de la plantilla a Mourinho. Los dos pesos pesados se aliaban con su técnico y el club intentaba así acabar con los rumores de fractura. Sin embargo, el propio Mourinho no desmintió que existiese un cisma. «Yo no provoco clanes», se limitó a responder cuando se le preguntó si él había propiciado el distanciamiento entre el ‘clan de los portugueses’ y los campeones del mundo. Casillas ya pagó anteriormente por llamar a Xavi y Puyol para disculparse por los explosivos clásicos de la pasada temporada que deterioraron el ambiente en la selección. Casillas se quedó por ello sin jugar el Trofeo Santiago Bernabéu.

Culpables

Mourinho también responsabilizó públicamente a Khedira de la derrota sufrida en Levante, y culpó a Xabi Alonso y Özil del 1-3 liguero ante el Barça, por no demostrar suficiente agresividad en lo que él llamó «un balón dividido» que se llevó Messi. AMarcelo también le dejó fuera por considerar que había llegado fuera de forma tras las vacaciones navideñas. Aunque no citó a nadie, como es habitual en él, en su andanada también hizo referencia a Kaká: «Hay gente que interpreta las vacaciones para disfrutar, viajar y cenar en casa del padre, el tío, la tía, la abuela... No paran de comer y de beber, de beber y de comer, y a lo mejor llegan aquí un poquito diferente».

La relación entre entrenador y futbolistas no ha sido precisamente un camino de rosas desde que el extécnico del Inter aterrizó en la capital. Todo empezó con Pedro León la temporada pasada. Un periodista le preguntó sobre la ausencia del murciano, que había sido fichado como revulsivo para la banda derecha. Mourinho afirmó tajante que no comprendía tanto interés por Pedro León, ya que no estaban hablando de Di Stéfano. Fue el principio del fin de la relación del actual jugador del Getafe y su entrenador.

También la campaña pasada, tras el planteamiento de Mourinho en la ida de las semifinales de las ‘Champions’ contra el Barça en el Bernabéu, Cristiano rajó en público y encontró la respuesta. El goleador luso se quejaba en zona mixta de que una estrategia tan conservadora no le ayudaba a desplegar su mejor juego. También opinaba que él mismo no encararía el partido como hizo su entrenador. Las consecuencias fueron inmediatas. El siguiente partido de Liga, Cristiano lo vio desde el banquillo. A expensas de un gran título que debe llegar este año, el Bernabéu también está dividido y ya ha dedicado los primeros pitos a su técnico, que puede regresar ya a Inglaterra al final de temporada, aunque la situación se ha calmado porque los resultados acompañan y la Liga está más cerca. Aun así, Mourinho, harto de los periodistas, huye de la euforia: «Lo siete puntos pueden decirle mucho a la prensa, pero a mí, no. Yo estoy tranquilo y preparado para todo, para lo malo y para lo bueno».