GOLPE al terrorismo mundial

Obama aspira a rentabilizar el éxito de cara a su reelección

El presidente recibe el elogio unánime de la clase política, incluido el de su antecesor, George W. Bush

NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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La ola de júbilo que recorre Estados Unidos desde que Barack Obama anunciara al filo de la medianoche del domingo la muerte de Bin Laden ya ha sido comparada aquí con las dulces horas vividas tras la caída de Adolf Hitler. Para muchos, la jornada había que vivirla como si el Día de la Victoria se tratara, no importa que la amenaza del terrorismo yihadista continúe tras la desaparición física del jefe de Al-Qaida.

La sensación de triunfo ha hermanado como nunca a la clase política, con el inquilino de la Casa Blanca como principal beneficiado pero también rescatando del olvido a George Bush, bajo cuyo mandato se iniciaron las dos sangrientas guerras que siguieron a los atentados del 11-S. Fue precisamente el ex presidente uno de los más madrugadores en expresar su satisfacción por el éxito de la operación en suelo paquistaní. "Ha sido una victoria para América, y para los que buscan la paz, y para todos aquellos que perdieron a sus seres queridos el 11 de septiembre de 2001", expresó en un comunicado muy laudatorio hacia Obama. "La lucha contra el terror continúa, pero esta noche América ha enviado un mensaje inequívoco: se hará justicia, no importa el tiempo que haga falta". En parecidos términos.

Desde Bill Clinton pasando por una larga lista de líderes demócratas y republicanos, todos sonaban ayer como una sola voz. En Nueva York, el alcalde Michael Bloomberg, habló de alivio tras escuchar una noticia "que los neoyorquinos hemos esperado diez años para escuchar. Tengo la esperanza de que esto sirva para cerrar la tragedia y reconfortar a todos los que perdieron a sus seres amados el 11 de septiembre".

Sosegado mensaje para una gesta

De todos los pronunciamientos, el que todavía resuena en los oídos de los norteamericanos es el sosegado mensaje lanzado por Obama, claro sobre la captura de Bin Laden hasta donde lo permitía la ocasión y sin mostrar sobredosis de optimismo en la complicada lucha contra las redes terroristas. Aunque han pasado solo horas, el golpe a Al-Qaida pasará a la historia probablemente como la gran gesta de su mandato. Para un político muy debilitado en las encuestas por la situación económica y cuya política exterior ha sido también objeto de continuas críticas por parte de sus rivales, el elemento Bin Landen puede pesar de forma decisiva de cara a su reelección.

Varios analistas coincidían en esta dirección aunque el camino que le queda por delante al mandatario es todavía largo. Además de los asuntos domésticos, la propia reacción de Al-Qaida es una incógnita y un atentado contra intereses estadounidenses podría apagar de golpe el triunfalismo.

El Departamento de Estado puso ayer en alerta a todas sus embajadas y en el interior del país, aunque no se ha elevado el nivel de alerta, las autoridades han incrementado la vigilancia en infraestructuras claves de Nueva York y de otras grandes ciudades del país, como Filadelfia y Los Ángeles.