Efectos del Conflicto Bélico

La sequía y la guerra con Ucrania ponen al límite al girasol y a su producción de aceite en Cádiz

La provincia es la cuarta de España en este cultivo, pero el país depende del agua y de Ucrania para cubrir las necesidades

Cádiz dedica 53.000 hectáreas y hay confianza en la lluvia de primavera para una siembra

Imagen de archivo de una plantación de girasoles LA VOZ

Javier Rodríguez

La tragedia nunca viene sola. Suele estar acompañada en el tiempo de otro imponderable que resalta la magnitud de la mala noticia. Es lo que ocurre ahora con el sector agrícola de Cádiz . No tenía bastante con la sequía que ahora, además, se suman los efectos colaterales de la guerra entre Ucrania y Rusia .

Uno de los cultivos que está en jaque es el del girasol y, por tanto, la producción de su aceite . España necesita 1,4 millones de toneladas de pipas y solo produce el 57%, es decir, unas 800.000 toneladas, el resto procede de los campos de Ucrania. Hasta ahora, la importación de ese déficit garantizaba la producción de aceite de girasol en nuestro país, sin embargo, la guerra ha cambiado los planes . El vicepresidente nacional de Asaja y presidente de Asaja-Cádiz, Pedro Gallardo , reconoce que la situación se ha complicado tanto para los agricultores gaditanos, porque no llueve, como para los productores de aceite, porque falta materia prima.

Desde esta organización agraria se ha puesto de manifiesto que, de momento, se ha sembrado muy poco girasol en Cádiz por falta de agua . Los agricultores tienen miedo a quedarse sin la siembra. La provincia tiene unas 53.000 hectáreas dedicadas al cultivo del girasol . Es la cuarta provincia de España en producción de pipas junto con Cuenca, Sevilla y Burgos. Las comunidades de Andalucía, Castilla-León y Castilla-La Mancha lideran este cultivo con unas 700.000 hectáreas. Gallardo destaca que aún no está todo perdido en la provincia ya que si viene una primavera lluviosa es posible su siembra, pero la sequía ha roto muchas expectativas.  

Hay agricultores que confían en el girasol en vez de dejar la tierra en barbecho, pero sigue siendo más secundario; de hecho, se recurre a este cultivo cuando no se ha podido sembrar a tiempo un cereal. La campaña del girasol ya cayó en 2021 un 15% en nuestro país.

Gallardo aclara que el conflicto bélico en Ucrania ha sido el remate, ya que importamos de este país casi la mitad de lo que necesitamos para elaborar el aceite. Tras el impacto en las cotizaciones de las materias primas destinadas a la alimentación animal por la paralización de sus ventas ocasionadas por la invasión de Ucrania, la Comisión Europea estudia ya la posibilidad de intervenir los mercados agrarios y reforzar la soberanía alimentaria. Y es que España es uno de los países más damnificados, porque es Ucrania, precisamente, nuestro segundo proveedor de maíz con un 22% del total de importaciones españolas y también proceden de este país el 17% del trigo, el 31% de las tortas de aceites vegetales y el 15,4% de leguminosas en grano, además de depender nuestro sector agrario del suministro de otros medios de producción básicos como es el gas ruso para la fabricación de abonos y fertilizantes.

De hecho, desde España ya se pidió en la reunión extraordinaria de los ministros europeos de Agricultura, que se considere la posibilidad de flexibilizar los requerimientos técnicos de las importaciones, lo que abriría la mano a recibir grano de Argentina o Brasil.

Hasta ahora, estas importaciones estaban vetadas por el uso de fitosanitarios no permitidos en la UE , por lo que, de abrirse la mano a nuevas condiciones, se hará «con el aval de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria», tal y como detallaba el ministro Planas.  

Los ganaderos son los principales afectados por esta sobrevenida circunstancia, que puede conducir al desabastecimiento de los mercados y a un encarecimiento aún mayor de los piensos (son 30% más caros que hace un año al convertirse en valores refugio en bolsa), lo que se sumaría a los efectos de la sequía por la falta de pastos, los bajos precios de venta en origen y los altos los costes energéticos que ya lastran la rentabilidad de sus explotaciones y no paran de subir.

Ante la alarma generada por la posible falta de aceite de girasol procedente de Ucrania, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) quiere transmitir un mensaje de calma . Primero, porque hoy por hoy no debería existir un déficit de aceite de girasol en los supermercados, ya que el que se vende ahora procede de la cosecha del pasado verano, antes de la guerra. Y, segundo, porque hasta la siguiente cosecha, podría impulsarse la producción nacional o la comercialización de otros aceites vegetales asequibles, como el de soja, el de colza o el de orujo de oliva. De hecho, la organización recuerda que nuestro país es el primer productor mundial de aceite de oliva.

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