EFECTOS DEL CORONAVIRUS

Más de un centenar de presos de Puerto III ya duerme en sus casas desde que empezó el Estado de Alarma

A estos reclusos se les ha concedido durante estas últimas semanas el tercer grado con control telefónico para evitar los contagios masivos en la cárcel

Más de un centenar de reclusos han salido de Puerto III estas últimas semanas.

M. Almagro

Más de un centenar de presos que cumplían su condena en la cárcel gaditana de Puerto III ya está durmiendo en sus domicilios. A estos reclusos se les ha ido concediendo el tercer grado bajo vigilancia telefónica desde que comenzó el Estado de Alarma. Esta cifra (110 exactamente) es un número considerable, ya que supone casi un diez por ciento de la población reclusa de esta cárcel que actualmente acoge a 1.246 presos.

Según fuentes consultadas, la medida se está tomando en la mayoría de los centros penitenciarios de toda España y se justifica en el intento de evitar que haya contagios masivos de Covid dentro de prisiones. Otras dos mujeres que cumplen condena en Puerto III también han salido en estas semanas pero debido a problemas de salud no relacionados con el coronavirus.

Desde Instituciones Penitenciarias se ha optado por este cambio de régimen a semilibertad que regula el artículo 86.4 . En este caso la peculiaridad es que los controles se están haciendo por vía telefónica y no telemática (con pulsera o tobillera). Es decir, en horas aleatorias se comunica con ellos para comprobar que se encuentran en sus domicilios tal y como tienen ordenado. A diferencia de los que estaban en los CIS (Centros de Inserción Social) estas personas no tenían el tercer grado anteriormente aunque sí gozaban de permisos de salida. Se trata de presos que no cumplen condenas largas ni tienen penas graves y que no son reincidentes.

Esta circunstancia no se ha dado en Puerto I, ya que en este centro cumplen reclusos de primer grado, ni tampoco en Puerto II donde en su mayoría son internos que están en prisión preventiva a la espera de juicios o con condenas muy cortas.

Tras la declaración del Estado de Alarma por la crisis sanitaria el escenario ha cambiado de manera significativa en algunas prisiones, sobre todo en las más grandes como es el caso de Puerto III. Según las mismas fuentes, antes de la llegada del Covid lo habitual en el centro portuense era la concesión de una decena de terceros grados al mes y el procedimiento pasaba por comunicárselo al interno, trasladarlo a Puerto II donde era evaluado y, posteriormente, llevado al CIS donde se le proponía el régimen y condiciones de salida: trabajo, pulseras, horarios… Sin embargo, con esta excepción las salidas se han multiplicado por diez.

Además hay que tener en cuenta que la medida se ha hecho extensible al CIS, donde suelen ser trasladados. En el caso de Jerez, en el centro Alfredo Jorge Suar Muro, el más grande de España, no hay ningún interno actualmente ya que también han sido enviados a casa bajo control por estas mismas directrices.

Se prevé que una vez acabe la emergencia sanitaria, se tendrá que valorar caso por caso si estas concesiones de tercer grado se mantienen o se revierten.

Como ya publicó este periódico hace unas semanas la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias remitía una circular a todas las prisiones de España y centros de inserción comunicando esta nueva medida tras el decreto de Estado de Alarma y esta orden se ponía en marcha en los centros de la provincia. Así se explicaba que son las juntas de tratamiento las que valoran de forma «indivualizada» la posibilidad de que el interno pueda durante este tiempo de alerta sanitaria quedarse en su casa sometido a control telemático o telefónico para evitar que estén entrando y saliendo de las cárceles o CIS y se puedan producir más contagios entre ellos o a los trabajadores.

Los presos deben firmar un escrito por el que se comprometen a permanecer en sus domicilios y solo salir para realizar aquellas actividades permitidas. En su caso las que les deja el régimen impuesto y, además, las que establece el confinamiento como al resto de ciudadanos.

A los que tienen trabajo y salían de los centros para ejercer dicha labor, también se les permite seguir realizándola si esa labor está dentro de las permitidas por el decreto del Estado de Alarma.

Esta medida se suma a las ya adoptadas en las prisiones como han sido la suspensión de los vis a vis y los locutorios , además de otras adoptadas en cuanto a la posibilidad de que puedan tener videollamadas, o límites en los talleres compartidos o las salidas a los patios. Se intenta así evitar un contagio masivo entre los reclusos.

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