Tribunales | Cádiz

Arranca el juicio contra el acusado de intentar matar a un policía en La Línea

El fiscal solicita para el procesado 31 años de prisión por haber arrastrado y aplastado contra varios coches al agente que tuvo que dejar para siempre el uniforme por las graves secuelas que le provocó

Ernesto Pérez Vera, durante su convalecencia, días después de sufrir el atentado. La Voz

M. Almagro

Ocurrió ahora hace más de catorce años. Un 30 de agosto de 2007 sobre las seis de la mañana cuando dos policías locales intentaban identificar a un sospechoso en el barrio linense de la Atunara. Y, según la acusación, lo que supuestamente comenzó como un control, una intervención que podría resultar habitual contra el tráfico de drogas y el contrabando de tabaco por aquella zona, acabó en un intento de homicidio .

La víctima fue Ernesto Pérez Vera, un agente de la Jefatura local de La Línea de la Concepción con sobrada experiencia que tras acercarse al coche de este individuo, se vio segundos después arrastrado por el suelo y empotrado contra una fila entera de vehículos. Esa mañana casi perdía la vida y además, las graves secuelas físicas y psíquicas que le dejó aquello le despojaron de su uniforme para siempre .

Este martes arrancará el juicio contra el único acusado por estos hechos en la sala algecireña de la Audiencia de Cádiz. El fiscal solicita para el acusado, A.J.L., 31 años de cárcel como presunto autor de los delitos de homicidio en grado de tentativa, daños y atentado.

Y así lo relata en su escrito de acusación el Ministerio Público . Según el fiscal, aquella mañana los funcionarios de la Policía Local uniformados se encontraban desempeñando las labores y funciones propias de su cargo y en plena jornada laboral, en el interior de la patrulla, por la calle Gibraltar de la Línea de la Concepción, observaron un vehículo circulando a gran velocidad.

El coche en cuestión era conducido por el procesado a quien acompañaba, sentado en el asiento del copiloto otra persona. Así a la altura de la Plaza del Agua, el referido vehículo se detuvo. Fue entonces –continúa el Ministerio Fiscal su relato– cuando los dos agentes se apearon de la patrulla y uno de ellos, se situó junto a la puerta del conductor para pedirle la documentación.

Acto seguido el conductor hizo ademán de bajarse para, inmediatamente, volver a introducirse en el interior del vehículo y arrancar el motor, pidiéndole el policía, en reiteradas ocasiones que parase. Sin embargo éste hizo caso omiso de dichas órdenes y dio marcha atrás quedando el agente atrapado entre la puerta del conductor y el bastidor del coche. El acusado, lejos de parar, continuó su fuga dando ahora marcha hacia adelante, recorriendo unos 50 ó 60 metros con el agente atrapado , quién le decía que parase que tenía la pierna atrapada y lo iba a matar, e impactando con el lado izquierdo, «con ánimo de acabar con la vida del policía por aplastamiento entre este vehículo y los que estaban al lado aparcados». Al mismo tiempo «le profería frases tales como ‘lo mato, a este cabrón lo mato’ e ‘hijo de puta, te voy a matar’. Y así impactó contra toda una hilera de coches.

Según la Fiscalía, el copiloto, viendo que la vida del agente corría peligro rogó, en varias ocasiones, al conductor que depusiera su actitud, intentando detener incluso el vehículo accionando el freno del mano, lo cual fue evitado por el procesado.

Al mismo tiempo, el policía atrapado pudo realizar disparos que no consiguieron que el supuesto sospechoso cesara en su acción. Finalmente, el agente logró desengancharse del vehículo y caer dando vueltas en la vía, siendo atropellado con la rueda trasera del vehículo que se dio a la fuga. Más tarde el automóvil fue abandonado en la Barriada de Santa Margarita, en cuyas inmediaciones fue detenido el copiloto, no pudiéndose localizar al conductor quien logró refugiarse en Gibraltar donde fue atendido de las heridas que los disparos del policía le produjeron en los hechos narrados.

No fue hasta el 18 de noviembre de 2017 cuando se pudo dar con él y fue arrestado . Según la acusación, portaba documentación falsa.

Como consecuencia de estos hechos, el agente herido, Ernesto Pérez Vera, tuvo que ser operado de urgencia por las graves lesiones en su pierna y pie. Pero un año después las secuelas seguían dando la cara. Como la multitud de problemas de espalda lo que le supuso hasta seis operaciones. Y a pesar de que tras una baja temporal volvió a la Jefatura, en 2013 le jubilaron cuando iba por su segunda operación de columna. Actualmente tiene reconocida un 49% de discapacidad física. Lo emocional y el colgar el uniforme, también ha sido y sigue siendo otra historia.

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