Zacarias Moussaoui durante el juicio. / EFE
TERRORISMO

Moussaoui, el «esclavo de Alá» que quería estrellarse contra la Casa Blanca

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Considerado a sí mismo el "esclavo de Alá", el francés Zacarias Moussaoui, que este miércoles fue condenado a cadena perpetua por complicidad con los atentados del 11 de septiembre de 2001, se crió en una familia destruida, entrenó con los comandos de Al Qaeda en Afganistán y quería estrellar un avión contra la Casa Blanca.

Los doce miembros del jurado del tribunal federal de Alexandria (Virginia) sentenciaron a Moussaoui, de 37 años, tras diez días de deliberaciones. El activista fue detenido un mes antes de los ataques de Nueva York y Washington y se había declarado culpable.

De piel negra, fornido y barbudo, Zacarias Moussaoui nació el 30 de mayo en 1968 en San Juan de Luz (Francia) en una familia problemática de origen marroquí. Sus defensores recordaron al tribunal que se encontraban ante el último de los hijos de Aïcha el-Wafi, y que pasó sus "cinco primeros años de vida entrando y saliendo de los orfanatos".

A los 24 años, Aïcha se separó de su esposo "alcohólico", y Zacarias, su hermano y sus dos hermanas se apoyaron "los unos en los otros para crecer". Considerado alumno mediocre, también vivió momentos alegres, como los mostrados en una fotografía tomada en 1984, donde los niños rodean a su madre y Zacarias, con unos delgados y musculosos 16 años, hace muecas graciosamente. Su madre divorciada, es musulmana pero poco practicante.

A los 22 años, se muda a Londres para continuar con sus estudios de comercio internacional. Es entonces que comienza a sostener "discursos agresivos e intolerantes", según su hermano, Abd Samad. "Zac" deja de dar noticias a su familia en 1995, año en el que saca una maestría en comercio internacional.

Los servicios de inteligencia destacaron que en Londres, Moussaoui frecuentaba al imán Abú Hamza, de la mezquita de Finsbury Park, calificado como un "sargento reclutador" del terrorismo. El francés viaja también a Chechenia, y en 1998 a Afganistán, donde asiste a un campo de entrenamiento de Khalden. Esto se debió, según declaraciones de su madre, a que Moussaoui sufrió el "racismo ordinario", la "falta de padre", el pesar amoroso, y a que tenía "desgarrado el corazón". También viajó en 2000 a Malasia y Khalid Cheikh Mohammed, el 'número tres' de Al Qaeda, lo invitó a Pakistán.

Desde allí regresa a Londres, y en febrero de 2001 Moussaoui llega a Estados Unidos, con su cabeza rapada y barbilla, un visado de estudiante y 35.000 dólares en efectivo. En Oklahoma toma clases de aviación, y en una segunda escuela en Minnesota siguió un curso en un simulador de Boeing 747, pero explicó a sus instructores que no le interesaba aprender a despegar o aterrizar sino solamente a controlar el aparato en vuelo.

¿Debía participar en los ataques del 11 de septiembre de 2001? Moussaoui afirmó que sí, pero no se presentó ninguna prueba que lo demostrara. La acusación estimó que sabía de los atentados y que hubiera podido evitarlos denunciando a los terroristas.

El 16 de agosto de 2001, los planes del francés se interrumpieron luego que se lo detuviera por una visa en falta. Moussaoui no ha vuelto a ser puesto en libertad.