Cádiz

La UFAM de Cádiz, la unidad que se compromete siempre con los asuntos más delicados

Los agentes de la Unidad de Familia y Mujer de la Policía Nacional en Cádiz asumen a diario las complicadas investigaciones y denuncias de malos tratos, menores y delitos sexuales

«Estamos viendo mucha agresividad en los chavales. Las ‘play’ y el porrito los vuelven muy violentos»

Un agente de la UFAM revisa uno de los expedientes que llevan. Francis Jiménez

María Almagro

Son esos policías que se comprometen a sacar adelante los casos referidos a problemas que estremecen nada más contarlos . La protección o la salvaguarda de las mujeres víctimas de violencia de género es uno de sus principales cometidos, pero también, se encargan de todas esas denuncias que llegan a la Comisaría de Cádiz donde los que han sufrido o sufren son las más pequeños, o aquellas personas que han sido la presa de un pederasta, un violador, un depravado sexual, alguien que les ha marcado para siempre y que acuden a ellos con miedo, asustados, impactados y pidiendo que se les ayude, buscando protección pero también justicia.

Son la Unidad de la Familia y Mujer de Cádiz , la UFAM, el grupo de agentes de la Brigada de Policía Judicial, encargados de resolver este tipo de casos y dar solución y auxilio a víctimas de temas muy sensibles, casos que requieren de una importante entrega al servicio, y siempre las 24 horas.

Esta unidad se creó en 2004 sustituyendo al Servicio de atención a la familia (SAF) como uno de los recursos fundamentales con los que tenía que contar policialmente la Ley de Violencia de Género. Fue en esos años cuando nació también la base de datos VIOGEN, una transcendental herramienta donde se van volcando todos esos detalles e informes de víctimas y agresores para poder hacerles un seguimiento integral.

A partir de entonces estos policías se han mantenido de manera más específica en esta batalla . Pero no solo en cuanto a violencia de género como tal, sino también en temas de violencia doméstica (en el ámbito familiar) casos de agresiones de mujeres a hombres y todo lo que implican los malos tratos. Además asumen aquellas investigaciones y denuncias en las que los menores son víctimas y, como tercera columna e igualmente sensible e importante, se encargan de los delitos contra la libertad sexual como exhibicionismo, agresiones, abusos, acoso...

«Esta es una unidad donde el agente se expone mucho», asegura Juan Feu, responsable en Cádiz del grupo de estos policías. «Son temas muy delicados y nuestro trabajo tiene que ser extremadamente cuidadoso», cuenta. Y esa labor se desarrolla principalmente en dos áreas. Por un lado, la investigación y por otro, la protección.

Protección 24 horas

El cuidado y el seguimiento de las víctimas o de las posibles víctimas se torna en fundamental cuando se habla de riesgo, de que estas personas están amenazadas y pueden matarlas. Actualmente existen en Cádiz capital 270 mujeres que están ‘en seguimiento’ . Es decir, mujeres que con diversos niveles de riesgo necesitan que se esté muy pendiente de ellas. «Cuando es un riesgo extremo, permanente, se le hace una vigilancia de 24 horas. Hoy mismo nos ha saltado un caso», cuenta Feu. Además, hay otras víctimas que tienen un riesgo alto por lo que se activa una patrulla que frecuente su domicilio y se mantenga el contacto, u otros niveles más bajos pero de los que también tienen que estar pendientes. «Nunca se sabe qué pueda pasar y cuándo. Es una alerta continua».

En este sentido se advierte de la necesidad de contar con más medios ya que actualmente solo hay cuatro policías dedicados a este fin.

En cuanto a si la pandemia ha afectado al número de casos de violencia de género de los que ellos se encargan, la respuesta es contundente. «No. De hecho hemos tenido menos denuncias. Pensamos que iba a haber una mayor incidencia por el confinamiento pero no ha sido así», una conclusión que choca con las cifras que están ofreciendo todos los organismos y asociaciones que se dedican a la atención a las víctimas.

Para Feu, que ve cada día con absoluta realidad lo que pasa en la calle, es muy preocupante el ascenso de los malos tratos en el ámbito familiar. Según explica, se encuentran a menudo con personas que proceden de familias desestructuradas y que viven hacinados en infraviviendas en muchos casos, lo que provoca «un polvorín». «Se viven situaciones extremas. Gente que no tiene recursos, algunos con drogodependencia y que manejan la violencia como recurso para todo». Precisamente hace unos días se detenía en la capital gaditana a un hombre de 88 años que había atacado con unas tijeras a uno de sus hijos, de 50 años, por los continuos problemas de convivencia que tenían. Según trascendió la droga podía estar detrás de esos conflictos.

Los menores son también otro gran puntal -y también complicación- de la UFAM. «Hay muchísimas denuncias de acoso escolar», apunta el policía. «Estamos viendo una gran agresividad en los chavales. Las ‘play’ y el porrito que está muy aceptado, los vuelven violentos. Hemos tenido casos de peleas que se habían producido entre ellos por los juegos de ordenador y así se ha reflejado».

También en los colegios o en la calle. «Es bastante preocupante. Los niños son muy crueles a veces y saben dónde pueden hacer daño y no paran. Hace poco nos encargamos de un menor que le habían agredido después de quedar con él por Instagram». Y en los centros, «da igual si son públicos o concertados. Ya ocurre en todos».

Además también tienen bastante incidencia en cuanto a asuntos relacionados con la pornografía . «Muchas veces los chicos no saben que tener determinadas imágenes de otro menor en el móvil es delito. Ahora cualquier teléfono de un niño o niña es una bomba de relojería . Los tienen llenos de fotos y de vídeos donde salen de cualquier forma. Nosotros les solemos recomendar muchas veces a los padres que vienen porque sus hijos han te nido algún problema que les digan claramente que no tengan fotos íntimas en el móvil. Nunca saben qué les puede pasar», advierte.

Agresiones sexuales

Y si esto era poco, estos agentes también se encargan de otros asuntos complicados y muy comprometidos. Los delitos sexuales. «En el confinamiento claro que siguieron ocurriendo. Lo único que en vez de en la calle pasaron a los apartamentos turísticos o a pisos compartidos ». Aún así aclara que Cádiz no es una capital de provincia donde haya una especial incidencia. «Los depredadores sexuales suelen buscar el anonimato y Cádiz es un lugar pequeño donde todo el mundo se conoce y con pocos espacios escondidos donde pueden agredir con mayor facilidad».

Sin embargo sí han tenido algunos casos y los han resuelto de manera efectiva. También de abusadores. Como el conocido ‘acosador del dálmata’, un individuo de 47 años que les mantuvo en vilo el pasado verano hasta que dieron con él. Este hombre usaba a su perro para acorralar e intimidar a las víctimas. Llegó a tener hasta diez denuncias aunque hubo otras chicas que no llegaron a poder reconocerlo del todo, por lo que pudieron ser más. Además esta misma persona había sido denunciada desde 2016. «Los depredadores suelen ser reincidentes, tienen un perfil psiquiátrico muy determinado».

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