«Si llueve ni se juega ni se entrena ni hay educación física»

Resulta difícil saber, para los afectados, qué es más irritante. Por un lado está la cantidad de charcos que convierten las modestas canchas del pabellón Gadir en pista de patinaje. Llegan a ser más de una docena de distintos tamaños.Las dejan impracticables, peligrosísimas todas. Por otro lado, está la duración de estas deficiencias.Hace cinco años que aparecieron las primeras denuncias públicas. La exconcejal socialista Marta Meléndez ya dejó constancia escrita, en un blog personal y en distintas mociones a Pleno, de la situación. Páginas y dirigentes de distintos clubes, del Virgili al Ciudad de Cádiz, o asociaciones de artes marciales y equipos de balonmano les siguieron.

Lo llamativo es que cinco años después, un lustro completo, con un cambio de responsables municipales (institución que coordina el recinto deportivo del complejo educativo Gadir, en la barriada de La Paz) todo sigue tal cual.

Cada día que llueve, como ha sido frecuente en el presente mes de abril, decenas de niños y adultos, de los clubes mencionados y al menos de otros cinco, deben suspender sus actividades. La educación física de los alumnos del centro también se cancela o traslada. «Ya no sabemos qué decir, la situación se ha hecho tan familiar, llevamos tanto tiempo así que todos tenemos guardado el mensaje de WhatsApp. En cuanto caen dos gotas, lo volvemos a mandar. Que hoy no hay entrenamiento, o que no hay partido». Las humedades y filtraciones son considerables. Algunos de los afectados han recopilado algunas de las fotos (tienen cientos) más recientes para destacar la falta de iniciativa de los dirigentes políticos del anterior equipo de gobierno y del actual a la hora de poner una solución definitiva al evidente deterioro. Equipos como el Cádiz Fútbol Sala llegaron a culpar a estas humedades en las instalaciones deportivas públicas de varias lesiones de gravedad considerable.

Sin respuesta

Los miembros de la oposición hasta mayo de 2015 culpaban a los delegados municipales del Partido Popular de hacer caso omiso a sus constantes quejas, de ignorar el peligro que entraña para muchos menores el estado de las instalaciones. Achacaban a los ediles del PP la progresiva reducción del presupuesto municipal destinado al mantenimiento de las 29 instalaciones deportivas de la ciudad (entre las que se incluyen estos pabellones considerados «de barrio» o de pequeñas dimensiones). Su estado, sin embargo, no deja de provocar quejas. «Hemos llegado a hacer campañas para presentar hojas de reclamaciones de forma semanal o mensual pero después de unos años, la gente también se aburre», asegura uno de los entrenadores de balonmano infantil afectado.

Cuando el nuevo equipo de gobierno va a cumplir un año, la situación en pabellones como el Gadir, sobre todo, y el Náutico sigue tal cual. «Tememos que por lo que se ha dicho hasta ahora, el presupuesto en mantenimiento vuelva a bajar y las cubiertas se queden sin reparar. Es decir, que pasemos así seis años, y luego siete u ocho, nueve...».