Educación

«Me encanta mi profesión y tengo ganas de trabajar, pero no en estas condiciones»

Celso, el profesor con cáncer al que el INSS ha dado de alta a pesar de estar sometido a tratamiento, explica su situación

Celso, esta mañana en la reunión con el subdelegado del Gobierno en Cádiz LA VOZ

Nuria Agrafojo

«En estado de shock». Así se encuentra Celso, el profesor gaditano de 49 años que padece cáncer de médula ósea y que hace unos días recibía a través de un SMS el alta obligatoria por parte del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) que le obligaba a incorporarse a su puesto de trabajo el próximo martes 14.

«Una barbaridad» para los propios profesionales del Servicio de Oncología del Hospital Universitario Puerta del Mar, donde está siendo tratado, y «una aberración» para los compañeros del sindicato Ustea Cádiz, que lo representan en un auténtico periplo que arrancó en noviembre de 2017 y que ahora la burocracia se ha encargado de llevar al límite.

Sin duda, el gran perjudicado por todo este embrollo administrativo es el propio enfermo, que además de hacer frente a una enfermedad tan dura, está teniendo que a frontar una defensa de sus derechos laborales y todo el estrés que le está generando esta situación. «A mí me encanta mi profesión y tengo ganas de trabajar, pero no reúno las condiciones para ello a día de hoy, ni físicas ni psicológicas», reconocía el docente, que apuntaba directamente al informe de sus médicos.

En estado de shock

«El propio oncólogo me lo dijo el primer día que me vio, que nunca me iba a incorporar a mi puesto de trabajo, y ahora, de repente, recibo un SMS que me ha dejado en estado de shock », confiesa el docente, que hasta el pasado año 2017 que le diagnosticaron un mieloma múltiple trabajaba como profesor de alemán en un instituto de Almería, donde había conseguido una vacante en 2014.

Hasta entonces, Celso había tenido que enfrentarse a la difícil trayectoria de los docentes interinos andaluces, pasando por varios centros de Cádiz (Escuela Oficial de Idiomas o Escuela de Hostelería), así como por Ayamonte o Estepona, entre otros destinos.

Sin embargo, su vida consiguió por fin una merecida estabilidad laboral en 2014 , tras conseguir su vacante en Almería. Allí se trasladó, allí fijó su residencia «y allí encaucé mi vida», asegura. Sin embargo, esta alegría, a la que siempre ha acompañado su amor por la profesión, solo le duró tres años, ya que en noviembre de 2017 fue diagnosticado de cáncer y se vio obligado a darse de baja ante la imposibilidad de poder seguir ejerciendo su profesión.

Fue entonces cuando se trasladó a Cádiz, donde actualmente vive con su pareja, y donde le respaldan sus padres y sus hermanos. Aquí se puso en manos del Servicio de Oncología del Hospital Universitario Puerta del Mar, donde está siendo sometido a constantes revisiones y tratamientos que le están ayudando a superar la enfermedad. «Soy fuerte y si estoy superando esta enfermedad, creo que puedo superar también estos obstáculos institucionales», aseguraba este esperanzado docente nada más salir ayer de u na reunión con el subdelegado del Gobierno y la directora del Instituto Nacional de la Seguridad Social que por causas del destino se ha convertido en una de las consultas más difíciles que ha tenido que afrontar.

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