Semana Santa

Jerez vive el Viernes Santo agarrado a María

Jornada de contrastes con cofradías de negro y hermandades de barrio

Ermita de san Telmo, Cristo de la Expiración E. C.

EC

De la noche de Jesús al Viernes de María . Así es Jerez , donde el Viernes Santo toman protagonismo, con permiso del Señor de la Expiración, dos de las vírgenes coronadas de la ciudad -- Concepción de Las Viñas y el Valle --, la Virgen de Loreto , el gusto decimonónico de la Soledad y la sacra confortación que rodea el barroquismo de Nuestra Señora de la Piedad .

El Viernes Santo de Jerez es día de contrastes, porque aquí no está reñido el negro de la Expiración con la bulla del barrio , ni el color mortecino que impregnara Ortega Br ú al único misterio salido de su gubia que procesiona completo con sones de cornetas y tambores. Y el jerezano, respetuoso con sus tradiciones cofrades, sabedor de que es día grande, se echó a la calle, porque a María, a la madre de Dios, no se le podía dejar sola en su luto.

Había que estar y el jerezano estuvo. Haciendo cola para mostrar su respeto, con la idiosincracia de cada enclave, con el recogimiento de La Piedad y la sobriedad de centro de la Soledad en Porvera y Loreto en la calle Bizcocheros , o con la inquietud de una plazuela como la de la Ermita de San Termo o la actividad de una cofradía de barrio como el de Las Viñas , donde además de los titulares puestos a la veneración de los fieles los cofrades de la Exaltación no han parado, realizando un programa de radio (Ego Sum Vitis), uno de televisión (Más allá del puente) o con obras de caridad, como los más 250 litros de leche recaudado por los costaleros de la Virgen.

Como todo lo que envuelve a la Semana Santa de 2021, el Viernes Santo también fue diferente. Más íntimo a pesar de no ir bajo el anonimato de la túnica, más de mirar a la Virgen como Madre del Señor y Madre Nuestra para en estos tiempos de pandemia agarrarse a Ella, como invitaba la Hermandad de la calle Porvera con el hastag #agárratealclavodelaSoledad.

Así, con la noche ya sobre el cielo de Jerez, y a falta del júbilo de la Resurrección , con la imposición de un toque de queda como marca de la pandemia y la situación de gravedad, el cofrade jerezano se retiraba queriendo pasar página de una Semana Santa que ya forma parte de la historia de las cofradías, para soñar con la siguiente en la esperanza de que la calle vuelva a ser el escenario de la Pasión del Señor.

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