Estilo de vida

Nueva vida tras la pandemia

Muchas familias deciden instalarse en El Puerto desde donde teletrabajan y aprovechan su nueva calidad de vida

Diego Ballesteros con su familia en una terraza de El Puerto este verano

Elena Carmona

En el primer semestre del año el padrón de El Puerto subía en más de 4.000 personas y la incidencia de la pandemia se configuraba como una de las causas en el incremento de la población . Las posibilidades que ofrece el teletrabajo, unido a la calidad de vida, a los buenos equipamientos, comunicaciones, espacios de ocio y esparcimiento y la climatología han sido fundamentales para elegir esta opción como la favorita para recoger todos los bártulos y venirse a vivir a esta zona de la provincia gaditana. Donde más se ha notado ha sido en los colegios privados como el Centro Inglés y los del grupo Attendi s que veían cómo incrementaban la matriculación de alumnos de un curso a otro. Muchos de ellos proceden de Madrid , otros ya eran personas acostumbradas a teletrabajar desde hace años, gente que conocía la zona y que siempre venía a veranear o simplemente la reflexión de que en Cádiz se vive mejor son algunas de las características de quienes han tomado una decisión que les ha cambiado la vida casi al cien por cien.

La Voz de Cádiz se ha puesto en contacto con varias familias que han decidido cambiar su dirección postal y han optado por El Puerto de Santa María como lugar para vivir.

Diego Ballesteros y su familia han sido uno de esos valientes que han cogido las maletas y se han trasladado a la localidad portuense tras el confinamiento domiciliario. Son de Madrid, una familia con tres niños de entre 16 y 11 años, y «ha sido un cambio grande para todos. En medio del confinamiento estuvimos dando vueltas a la opción de buscar un espacio más grande, un sitio más tranquilo. Llevábamos 16 años veraneando en Cádiz y lo cierto es que teníamos como plan de vida la opción de venirnos nosotros cuando los niños comenzaran la universidad». No pensaban que fuera a ser tan pronto y que el confinamiento «nos hiciera acelerar tomar esta decisión». Diego tiene varias empresas, entre ellas Bewe.io y es socio de una startup que inició un portuense .

Ya habían vivido en México con anterioridad por lo que los cambios no les dan miedo. «Nos animamos bastante a movernos de ciudad o país y el teletrabajo no me ha venido por el confinamiento. Este cambio a El Puerto nos aportaba muchos más pros que contras y nos lanzamos».

Eligieron El Puerto porque les habían llegado muy buenas referencias «de los colegios, el estilo de vida» través de su socio. «Queríamos algo más grande que Conil, además de tener Jerez y Cádiz tan cerca. La suma de todo nos ha llevado a decidirnos; las infraestructuras pensando en los niños nos han hecho elegir el municipio portuense», asegura este padre de familia. Sus hijos estudiaban en el British Council School en Madrid y estos padres querían que « siguieran con el idioma, que siguieran el mismo modelo de educación que habían tenido hasta ahora». A partir de ahí ya eligieron en qué zona de El Puerto alquilar la vivienda y todo lo demás.

Esta decisión de trasladarse de Madrid a El Puerto, en un primer momento, para los adolescentes fue «un calvario. Hubo dos momentos muy malos: cuando comunicamos la decisión y cuando tuvieron que dejar a sus colegios y amigos, que les afectó bastante». Llegaron en verano y eso les dio la oportunidad de ver qué cosas les ofrecía Cádiz que no tenían en Madrid, como el surf o poder moverse con mayor independencia y sin tantas limitaciones. «Se han dado cuenta que vivir aquí tiene más sabor y cuando han entrado al colegio han tenido la suerte de que les han recibido muy bien, la gente es muy abierta y más cercana. Ahora estamos muy tranquilos y encantados».

También se ha venido a vivir a El Puerto Sara Durán, que trabaja para una empresa perteneciente al grupo Quonext . La empresa originalmente contaba con sedes en Sant Cugat y Palma de Mallorca . En Palma existe una empresa que es Quonext Turismo que se dedica exclusivamente a desarrollar software de gestión para turismo , cuyo máximo exponente es QuoHotel (un ERP). Hace unos años se decidió abrir oficina en Madrid y casi en paralelo -ya hace 4 años- se abrió la empresa CDART (Centro de Alto Rendimiento Tecnológico ) aquí en El Puerto. La idea era, por un lado, «la carencia de profesionales del sector, especialmente en el mundo del software de gestión; por otro lado, que el teletrabajo en este tipo de profesiones es una realidad desde hace muchos años. Y por último, que el marco de la Bahía de Cádiz es un paraíso para una empresa tecnológica: con buen clima, ciudades cómodas, nivel de vida medio y calidad de vida muy alta».

En definitiva, «surgió todo porque me hicieron una oferta para irme a Barcelona a dirigir un centro de este estilo y les dije que era mejor idea montarlo aquí», explica este nuevo portuense. Se montó inicialmente con cuatro personas y luego «hicimos un curso intensivo de formación, con la idea de ir insertando profesionales al mercado».

Esta empresa se dedica al desarrollo de productos de software y desarrollos de personalizaciones para proyectos de sistemas de gestión, que normalmente se ejecutan a nivel nacional e internacional.

Otra de las personas que se ha venido a vivir a El Puerto es Eugenio Molina, que se trasladaba a Madrid a estudiar Económicas y ahora vuelve a la localidad portuense con su trabajo gestionando un fondo inmobiliario . Aunque por su trabajo viaja bastante, ha decidido instalarse en la localidad portuense. En estos momentos también está promoviendo una firma de moda de zapatos, Sandfort Shoes , junto a su socio, Manuel Albuin, nacido en Jerez.

Colegios y calidad de vida

Tristana Ruiz Gutiérrez-Colosía es otra portuense que ha estado viviendo en Madrid y ha decidido quedarse en su ciudad natal ante los protocolos en los colegios que han puesto en marcha en la comunidad madrileña tras el Covid-19. «A dos días de abrir el cole me llamaron diciendo que por el nuevo protocolo de la comunidad de Madrid tenían que desdoblar todas las clases porque no cumplían con la distancia mínima o con el número de alumnos ». Entonces al decir que no abrían la clase de la mayor de sus hijas, que tiene cuatro años, empezó a buscar colegios en Madrid pero ninguno se ajustaba a sus necesidades . «Quería que acudieran las dos hermanas juntas al centro, que no tuvieran que ir en ruta y vi la opción de quedarme en el Puerto y llevarlas al Colegio Grazalema, del que soy antigua alumna y donde van todos mis sobrinos y por eso nos hemos quedado». El padre de familia va y viene todas las semanas a Madrid y Tristana, que en estos momentos está de baja por maternidad, se reincorporará teletrabajando a su puesto laboral a partir de noviembre.

Quique Montenegro y su nueva familia

Otra historia bien distinta es la de Quique Montenegro. «Nosotros llegamos un poco antes del confinamiento y nos vinimos porque mi mujer es de aquí, conocíamos la zona y yo t eletrabajo y podía estar en cualquier sitio », explica a La Voz. «Nos gustaba bastante El Puerto, nos buscamos una casita cerca de la playa», relata este joven. Su unidad familiar se ha visto aumentada a cuatro en los últimos meses, tras dar a luz a dos mellizos .

Es responsable informático de una empresa que distribuye cartuchos de tinta . «Mi empresa está en Barcelona, llevo diez años en ella y teletrabajando desde hace mucho. Aquí hago de todo, estoy continuamente aprendiendo y me permití poder trabajar desde casa». Recuerda mientras cuenta su experiencia cómo era su vida hace unos años, «con ese ritmo de vida de Madrid , que te levantabas dos horas antes de trabajar, llegabas al polígono, del que no salías hasta que volvía a ser de noche; comías en tupper, te tirabas mucho tiempo sin ver la luz del sol». Y ahora con el teletrabajo «estás más cómodo, en tu casa, trabajas más porque incluso lo haces fuera de horario ». Recalca cómo la capacidad de concentración y la intensidad en el trabajo es mucho mayor que cuando compartes oficina con otros compañeros.

La gente al principio se extrañaba al hablarle del teletrabajo e incluso había quien no se creía que trabajase. «Soy programador, tengo 20 equipos y cinco servidores que estoy continuamente monitorizando, hablando con proveedores , con clientes…”».

Quique Montenegro cuenta que es «de interior y estoy acostumbrado a estar siempre entre encinas porque soy de Los Pedroches . Ahora que puedo salir a pasear todos los días por la playa, puedo decir que esa calidad de vida es increíble , se vive muy bien». Es consciente de que en verano se llena todo, «pero los que vivimos aquí no sentimos que esté masificado para nada, sino que disfrutas de la playa para ti y eso es un regalo. Ver las puestas de sol cuando te apetece es un lujo que no tiene precio ».

También le sorprende la cercanía que hay con respecto al resto de poblaciones, «separadas a diez minutos, puedes ir de un sitio a otro para ir al cine, o al teatro, o a comer… Además, las comunicaciones son perfectas » y aunque Madrid le encanta es consciente que ha ganado mucho en calidad de vida.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación