CHICLANA

Vecinos de La Soledad denuncian la dejadez e inseguridad que sufren en su barrio

Los actos de vandalismo no cesan después de que el Ayuntamiento hiciese un «llamamiento al civismo» de la población

El parque de la Soledad, en Chiclana. J. P. Botella

J. P. Botella

El pasado martes, mediante un comunicado, el Ayuntamiento denunció otro acto vandálico en el Parque Público de La Soledad : destrozos en el alumbrado de los caminos interiores del parque, focos y cristales reventados y lámparas sustraídas. Debido a esto, el Consistorio deberá invertir cerca de 1.000 euros para las actuaciones de sustitución de elementos y restauración de los mismos. Nada nuevo bajo el sol.

Para muchos chiclaneros es habitual observar el estado de degradación y decadencia, casi permanente, en el que se encuentra el Parque de La Soledad. Situado entre la Capilla de La Soledad y el Cementerio de San Juan Bautista, muy cerca del centro, esta zona sufre continuamente los estragos del vandalismo y, según los vecinos de la barriada, de la proliferación de compra y venta de drogas.

40.000 euros en reparaciones

El parque, inaugurado en 2006, presenta hoy un aspecto desolador: focos apagados sin luces o sin cristales, desechos, pintadas , contaminación acústica hasta altas horas de la noche, zonas verdes repletas de excrementos de perros y un campo de fútbol donde es imposible caminar sin tropezar con las grietas. Desde el 2013 el Ayuntamiento ha desembolsado del dinero de todos los chiclaneros un total de 41.914,28 euros en reparar todos los daños que ocasiona el vandalismo que impera en el Parque de La Soledad. Cuenta que sigue creciendo y que no parece tener fin pese a que la delegada municipal de Vías y Obras, María Ángeles Martínez, hiciese un «llamamiento al civismo» de la población.

«Cuando se estrenó, a la barriada le hizo mucha ilusión, sobre todo por la pista de fútbol sala para que los niños jugasen», relata uno de los vecinos afectados mientras pisa por las rasgadas zonas del campo. «Siempre evito pasar por el parque cuando llevo a los niños al cole por la mañana. Hay cristales, colillas y basuras amontonadas . No quiero que mis hijos vean nada de eso», cuenta otro vecino. Al igual que él, muchos padres están consternados por la situación del barrio de La Soledad, junto al Colegio Al-Andalus y a cinco minutos a pie del IES Pablo Ruiz Picasso.

Escasa iluminación

Aunque céntrico, el Parque de La Soledad cuenta con una baja, casi nula, iluminación gracias a los persistentes actos de vandalismo que lo convierten en idóneo para ser frecuentado por aquellos que no quieren ser vistos. De este modo, relatan algunos residentes, se ha convertido desde hace unos años en un enclave escogido para el trapicheo de drogas y para los graffitis. «De madrugada se puede observar cómo se van formando diferentes grupitos, se aprovechan de la oscuridad y nos generan mucha inseguridad », comenta un vecino que, cansado de ver a este tipo de individuos rondando su hogar, recurrió a pintar con aceite y grasa los poyetes más próximos a su domicilio con el fin de que no se estableciesen allí.

En sus inicios, este parque contó con seguridad privada pero, tal y como cuentan los vecinos, los vigilantes iban abandonando su cometido «por las continuas agresiones y amenazas que recibían por parte de estos malhechores» . El dispositivo policial, aunque se incrementa en Navidad, es insuficiente el resto del año. Los vecinos de La Soledad reclaman más seguridad para volver a disfrutar de sus espacios públicos.

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