La campaña publicitaria del PP en Cádiz ha dado mucho que hablar
La campaña publicitaria del PP en Cádiz ha dado mucho que hablar - A. V.
elecciones municipales

Día de reflexión tras una intensa campaña electoral en la provincia de Cádiz

La provincia de Cádiz ha vivido una de las batallas electorales más intensas que se recuerdan por la multiplicidad de opciones

Antonio M. de la Vega
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Toca reflexionar después de dos semanas oficiales de campaña y unas cuantas más en las que se fue preparando el terreno. Han sido días intensos, repletos de propuestas, de propaganda, de mítines y de besos. El momento para que los gaditanos se replanteen el presente y el futuro de sus pueblos y ciudades.

Ha sido una campaña electoral distinta, en la que han entrado en juego factores que la han hecho más intensa y, en bastantes casos, más sucia. Los nuevos partidos que aspiran a entrar en las diferentes corporaciones de la provincia han animado mucho el panorama político. La presencia de Ciudadanos, de las agrupaciones vinculadas a Podemos o de las que enmarcan la confluencia de distintas fuerzas de izquierdas, muchas con el sello de Ganemos, han obligado a los partidos tradicionales a esforzarse más.

Ha habido infinidad de propuestas, pero también se ha jugado con ingredientes que no favorecen la credibilidad de la clase política. Unos y otros han intentado meter miedo a los ciudadanos con la vieja cantinela de «que viene el coco», han repartido panfletos, en muchos casos anónimos, para advertir de las consecuencias negativas que tendría en las distintas localidades que gobernara el partido de enfrente.

Pero también ha sido una campaña sorprendente, hasta imaginativa. Las letras del ‘vota Teófila’ y las posteriores teclas de avance y retroceso con las que el PP se ha fotografiado por toda la capital gaditana; la estrategia alegre y musical de Ganar Cádiz en común; la promesa peregrina de que la playa va a llegar a Jerez; el contundente eslogan del candidato utilizado por el candidato del DIPA en Chiclana: «¡Y un carajo!», son ejemplos.

Esas han sido algunas de las notas de color en una campaña que también ha dejado, como no, propuestas serias, realizables, muchas recuperadas de los programas que ya se presentaron hace cuatro años y que se toparon con la crisis. En todos los casos se ha dejado claro que la prioridad absoluta es la creación de empleo. Es algo en lo que coinciden todos los partidos en los cuarenta y cuatro municipios de la provincia de Cádiz.

Para apoyar estos planteamientos han pasado por la provincia varios líderes nacionales y autonómicos de cada partido. Por el PSOE han pisado Cádiz el secretario general del partido, Pedro Sánchez, y la presidenta en funciones de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que, no obstante, sigue sin pisar la capital. Para hablar de las opciones de su candidato en Cádiz, Díaz tomó la palabra en Rota.

También pasó por la provincia la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, para apoyar a algunos de los candidatos gaditanos del PP. El candidato a la presidencia del Gobierno por Izquierda Unida, Alberto Garzón, participó en algunos actos para apoyar a los candidatos de su partido y en el caso de la capital, al de Ganar Cádiz en Común. La líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, abrió y cerró la campaña arropando a su pareja y candidato a la Alcaldía de Cádiz. A Pablo Iglesias solo se le ha visto mostrando su apoyo en fotos.

Pero no todo ha sido proponer durante la campaña. Casualidad o no, en dos semanas han estallado en Cádiz varias polémicas relacionadas con casos de corrupción que han salpicado en mayor o menor medida a varios candidatos.

Recién iniciada la campaña saltaba la noticia de que un virus informático había impedido a la Policía acceder a ciertos archivos del Ayuntamiento de Cádiz que contenían información relativa a la adjudicación de las viviendas de Matadero. El asunto, que está siendo investigado, obligó a dos concejales a ir a la Comisaría para dar explicaciones sobre lo sucedido, causando un gran revuelo que se fue diluyendo con el paso de los días.

También la alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, ha visto como la Fiscalía Anticorrupción mantenía que ve indicios de delito en la adjudicación de dos contratos al entramado de la Gürtel. Y los que sí han resultado imputados por un presunto caso de prevaricación y malversación han sido los candidatos del PP y el PSOE a la Alcaldía de Vejer. Se da la circunstancia de que son el actual alcalde del pueblo y su antecesor.

Con todo esto, la provincia de Cádiz se enfrenta mañana domingo a las elecciones municipales más inciertas que se recuerdan. Parece bastante improbable que los dos partidos que tradicionalmente se han repartido la tarta de las alcaldías, PSOE y PP, vayan a perder su posición predominante. IU y PA aspiran a mantener sus feudos, pocos, pero fieles. Y la gran incógnita llega con Ciudadanos y las marcas blancas de Podemos. Tienen muy complicado hacerse con algún gobierno, pero se plantean como claves en varios ayuntamientos. Pueden tener la llave en ayuntamientos tan importantes como los de Cádiz, Jerez o Algeciras. En todos ellos se prevé una victoria del PP, pero su mayoría absoluta se complica y la unión de los partidos de izquierdas (con la incógnita del comportamiento de la formación de Albert Rivera) abre la puerta a los cambios.

Chiclana, San Fernando, Rota, Sanlúcar, Puerto Real, Alcalá de los Gazules... son muchas las localidades en las que es casi imposible hacer un pronóstico. En todas parece claro que se ha acabado el bipartidismo y las mayorías absolutas. Es la hora por tanto de demostrar la madurez democrática de los gaditanos y sus representantes.

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