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Este Mercado es un museo

Los detallistas se han llegado a plantear colgar carteles de «no tocar» o «no hacer fotos» ante las molestias de algunos visitantes

n. agrafojo
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¿Una plaza o un monumento?. Ésta es la pregunta que se hacen muchos turistas cuando entran en el que se ha convertido en uno de los edificios más visitados de la ciudad, el Mercado Central de Cádiz. Y ésta es la pregunta que se hacen a diario numerosos detallistas, que ven cómo cada día siguen cayendo las ventas mientras aumenta el flujo de visitas al recinto.

«No molestan». Éste es el comentario más extendido entre los comerciantes, aunque algunos reconocen que en las reuniones de los socios de Asodemer ha llegado a plantearse si es necesario colgar carteles de «no tocar» o «no hacer fotos» para paliar las contadas ocasiones en las que se ha tenido que llamar la atención a los foráneos.

Sin embargo, a día de hoy no están colocados ni hay intención de hacerlo por parte de los que gestionan el recinto. «Es cierto que los turistas no compran porque vienen de visita pero tampoco hacen ningún daño a nadie», aseguran fuentes de Asodemer al respecto.

Sin embargo, lo que es evidente es que el Mercado se ha convertido en un auténtico Museo con originales piezas que deleitan el paladar y la vista de los turistas. Este arte efímero no pasa inadvertido para los visitantes, que captan con sus cámaras las diversas especies de pescado o marisco que exhiben los puestos del Mercado Central.

En esta época, los atunes, especialidad de la localidad gaditana de Barbate, son de los más buscados y no hay turista que no se lleve en la maleta su recuerdo con uno de ellos. Los langostinos, gambas, las coquinas o las navajas también forman parte de este elenco de piezas de museo.

Algunos comerciantes han intentado sacar partido a tanta visita, que hasta el momento tan solo aporta ambiente al Mercado, ya que no suelen hacer ningún gasto. Cada vez son más los que ofrecen paquetes de frutas cortadas y listas para consumir en el momento, aunque en este momento la mayoría reconoce que apenas aportan beneficios.

Desde Asodemer descartan la idea de otros Mercados, como el de la Boquería de Barcelona, que ha limitado la entrada de los grupos al edificio ante las molestias que ocasionan a los comerciantes. «El tamaño de nuestro Mercado hace posible que convivan los clientes con los turistas, hay espacio suficiente para que unos hagan la visita y para que otros hagan sus compras», afirmaron fuentes de la Asociación de Detallistas del Mercado.

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