CÁDIZ

El cigarro electrónico se apaga

El boom del vapeo se ha esfumado como el humo de tabaco al cumplir un año

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odo lo que sube baja. El cigarrillo electrónico se ha estrellado un año después de su irrupción en España como alternativa para dejar de fumar. El 70% de las tiendas abiertas en nuestro país desde 2012 han acabado cerrando. Uno de los mejores ejemplos de este cataclismo lo encontramos en la provincia, donde medio centenar de negocios, de los 200 que abrieron en pleno boom, trata ahora de sobrevivir.

¿Qué ha pasado? ¿Por qué un negocio seguro ha terminado en fracaso absoluto? Este periódico ha recabado el testimonio de un empresario gaditano que en solo un año abrió tres locales de venta de cigarrillos electrónicos y el pasado julio echó el cierre a la última tienda que mantenía con vida en el centro de El Puerto. «La situación era insostenible». En total, once empleos perdidos y más de 18.000 euros de inversión sin recuperar. Insiste en que el cigarrillo electrónico es una buena alternativa para los fumadores, pero la mala publicidad que se ha ofrecido de este invento ha terminado por matar a la gallina de los huevos de oro. Las trabas a su uso y el fin de su exclusividad para venderse en tiendas especializadas y farmacias han acabado con un negocio que apuntaba maneras.

El auge de las pipas de vapear lo encontramos en 2013 cuando desembarcaron y se encontraron en un limbo legal, que fue aprovechado por todos. Uno de los aspectos más delicados de este nuevo dispositivo fue su clasificación: ¿producto médico o producto de consumo? La normativa tenía que definir la categoría para orientar su publicidad, especificar su etiquetado y su distribución y, sobre todo, marcar el control sanitario.

El debate en Europa dio pie a mensajes cruzados que pusieron al cigarrillo electrónico en el punto de mira. La Organización Mundial de la Salud (OMS) nunca dio su brazo a torcer. De hecho, su último informe reconoce que, aunque existen pocas evidencias científicas sobre sus beneficios o peligros, debido a que es un dispositivo muy nuevo, «está claro que pueden administrar variables proporciones de nicotina». El estudio, publicado el pasado agosto, resalta que «si bien esta sustancia no es cancerígena directamente, es la responsable de la adicción al tabaco y puede funcionar como un promotor de tumores». La OMS reconoce en su informe que el uso de los cigarrillos electrónicos puede causar irritación de ojos y vías respiratorias provocadas por la exposición al propilengicol.

A juicio del empresario gaditano y a tenor de los datos recogidos concluye que, «entre todos lo han matado». El pasado marzo entró en vigor la ley que regula el uso de este dispositivo en España y lo prohibe en transportes, hospitales y escuelas. Por el contrario, está permitido en bares, restaurantes y centros de trabajo. La norma incluye estos dispositivos dentro de la ley antitabaco, aunque con algunas salvedades.

El sector reconoce sin tapujos que las noticias negativas y el mercado chino han afectado finalmente a la imagen de un dispositivo, concebido para dejar de fuma, cuyas ventas han caído en un 70%. Los empresarios destacan que se trata de «un movimiento de desprestigio intencionado y organizado». Insisten en que durante los dos últimos años no se puede imputar al cigarrillo electrónico ninguna muerte por cáncer.

Otro de los aspectos negativos que ha incidido en su imagen ha sido su comercialización por el mercado chino. Mientras que el cigarrillo se vende en tiendas especializadas a un precio que oscila entre 28 y 80 euros, las tiendas asiáticas lo despachan a 12, pero lo más grave es que el líquido para vapear pasa de los seis euros en locales reconocidos, a un euro en el mercado chino. Pese a todo, los chinos tienen mucho que decir porque una famacéutica china lo patentó en 2003. Un año después se su entrada triunfal, el cigarrillo electrónico ha sido una moda pasajera, que ha perdido la partida.