el apunte

Una grave negligencia política

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La pésima gestión de la Junta de Andalucía en el conflicto de los comedores escolares es gravísima. Ha hecho falta que, literalmente, faltara la comida en la mesa a miles de alumnos para que reaccionara pese a que desde hace meses varios centros y asociaciones de padres venían denunciando las irregularidades que estaba cometiendo Brassica, la empresa concesionaria.

No se puede entender que en un asunto tan delicado no se hayan tomado medidas antes. Productos caducados, falta de pan, disminución de las raciones, alumnos a los que se daba de baja en los comedores ante la evidente disminución de la calidad... Todo ello era conocido tanto por la Consejería como por la Delegación de la Junta en Cádiz. Y nadie tomó cartas en el asunto.

Declaraciones de padres que denuncian que sus hijos «llegaban con hambre a casa y pidiendo comida» no se pueden pasar por alto. Sin olvidar a las más de mil familias que dependen de esos comedores –a los que tienen acceso gratuito a causa de su precaria situación económica–para poder alimentar a sus hijos con un mínimo de calidad.

Hay que exigir responsabilidades políticas. Desde el gobierno andaluz alguien debería dar explicaciones de porqué se ha tardado tanto en reaccionar. No basta con decir que se va a rescindir el contrato con Brassica. Eso es algo que se da por hecho. Es necesario profundizar mucho más en este asunto. Porque lo cierto es que, a día de hoy, miles de niños siguen sin poder comer en sus centros escolares pese a que sus padres han pagado religiosamente por el servicio. Un servicio insuficiente y deficitario que tiene en jaque a demasiadas familias gaditanas.