la última

Manifiestamente mejorable

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Las efemérides aportan valores al recuerdo de hechos que relatan los manuales de Historia. Acá evocamos los sucesos de 1812 hablando de constituciones, invento de los franceses quienes sin embargo quedan mal parados en la película. Destaca la conferencia que Diego López Garrido pronunció el pasado día 23 de noviembre sobre nuestra Constitución de 1978 y su necesaria reforma. Me honra considerarle amigo con quien comparto amenas charlas en su hogar gaditano, antigua casa del Gremio de los Aljameles donde murió Fermín Salvochea y que resuelve en forma de proa el encuentro del barrio de San Carlos con la Caletilla de Rota, donde la ciudad se monta en la muralla que se hace zócalo de la misma sobre el mar. Desde sus diáfanas estancias se domina cual puente de barco, luminosa y redonda la Bahía. De los muchos títulos, dignidades y honores que tejen el curriculum del profesor (catedrático, secretario de Estado, diputado) lo que más envidio es la Legión de Honor que le concedió la República Francesa, como al tío Alberto de Serrat y a tantos españoles que combatieron en la Segunda Guerra Mundial porque volviera a nuestra patria la bandera tricolor, enarbolada por el tanque ‘Brunete’ a la cabeza de las tropas que liberan Paris en agosto de 1944. Diego López Garrido desgranó aspectos manifiestamente mejorables de una Constitución redactada en el marco de la Transición que se impuso a la opción de ruptura democrática, descartada por los grupos progresistas en pactos tejidos hace más de 35 años. Destacaría tres cuestiones: Un sistema electoral que favorece al partido más votado, con listas bloqueadas que hacen de los cargos funcionarios cuya suerte depende más de su jefe político que de los electores. Los Decretos Leyes que permiten al Ejecutivo invadir competencias del Legislativo, hasta el punto que este gobierno, frente a las escasas leyes que tramita el Parlamento, ha dictado más de quinientos decretazos. Las medidas de gracia que invaden competencias del Judicial, como ha ocurrido con policías condenados por torturas reiteradas. El juez Fernández Seijo lamenta mediante entrevista publicada el domingo la subordinación del Ejecutivo a los intereses del poder financiero, y Josep Ramoneda también en su columna dominical califica de miserable el decreto que elude el drama social provocado por la codicia bancaria. Desafortunadamente amigo Diego no será fácil que ni partidos ni Bancos accedan a reformar un marco constitucional tan favorable a sus intereses.